Por Robyn Mak
HONG KONG, 5 ago (Reuters Breakingviews) – Las grandes empresas tecnológicas de China no tienen más opción que redoblar su apuesta por el sudeste asiático. A medida que Washington y Nueva Delhi estrechan el cerco en torno a las “apps” chinas, los mercados de rápido crecimiento como el de Indonesia y el de Vietnam han ganado importancia para las empresas del continente asiático que buscan crecer en el extranjero. Los primeros en intentarlo, como Alibaba, lograron un éxito moderado en la región, pero los últimos en llegar parecen ser más diestros.
ByteDance, con un valor de mercado de 140 mil millones de dólares, ha sido la última empresa en quedar atrapada en el fuego cruzado de la política mundial. Su joya de la corona, TikTok, ha sido bloqueada por motivos de seguridad nacional en su mayor mercado, la India, junto a decenas de otras aplicaciones móviles chinas, mientras que los legisladores japoneses están considerando tomar medidas similares. El fundador de ByteDance, Zhang Yiming, está negociando actualmente con Microsoft la venta de partes de su popular “app” de vídeos cortos después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, amenazara con prohibirla en el país. La Unión Europea también está comenzando a mostrarse suspicaz con respecto a TikTok.
Estas medidas suponen un duro golpe a las ambiciones globales de Zhang y sus colegas del mundo empresarial chino. Aún así, el sudeste asiático sigue siendo un filón. La región se enorgullece de tener 360 millones de usuarios de internet que se encuentran entre los más activos del mundo en las redes sociales. Un informe conjunto de Google, Temasek y Bain & Company del año pasado predijo que el volumen de la economía digital del sudeste asiático se triplicará con creces en los próximos cinco años, hasta alcanzar los 300.000 millones de dólares. Esta predicción podría haberse vuelto demasiado modesta con la evolución de los acontecimientos: la COVID-19 ha acelerado el crecimiento del comercio electrónico, los pagos por teléfono móvil, la computación en nube y otras actividades online.
Las empresas digitales de China tienen un historial mixto. El coloso del comercio electrónico Alibaba entró con fuerza en la región en 2016 tras tomar una participación de control en el minorista online Lazada. Pero el choque cultural y la substitución de empleados dañaron a la empresa, habiendo pasado por las manos de tres consejeros delegados distintos en tres años mientras perdía cuota de mercado, según un informe de Reuters. Por el contrario, su rival Tencent ha optado por un papel más pasivo al apoyar discretamente a los gigantes emergentes de la región, en particular a Sea, el gigante de los videojuegos y el comercio electrónico de Singapur, con una valoración de mercado de 64.000 millones de dólares.
Se están probando diferentes estrategias, como la de asociarse con agentes locales. Ping An Good Doctor, por ejemplo, está ofreciendo sus servicios de salud en línea a través de una “joint venture” con el gigante de las “apps” de Singapur, Grab. Incluso ByteDance y Alibaba están aumentando su presencia en esta ciudad-Estado. Un pragmático término medio podría ser una solución rentable.
(La autora es columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones expresadas son exclusivamente suyas.)
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(Editado por Pete Sweeney y Sharon Lam; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)