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Esteroides reducen tasa de mortalidad en pacientes críticos de COVID-19: estudio

Por Kate Kelland

LONDRES, 2 sep (Reuters) – El tratamiento con corticoides de los pacientes críticamente enfermos de COVID-19 reduce el riesgo de muerte en un 20%, según un análisis de siete ensayos internacionales, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a actualizar sus consejos sobre el tratamiento.

El análisis, que combinó datos de ensayos separados de hidrocortisona, dexametasona y metilprednisolona en dosis bajas, encontró que los esteroides mejoran las tasas de supervivencia de los pacientes de COVID-19 lo suficientemente enfermos como para estar en cuidados intensivos en el hospital.

“Esto equivale a que alrededor del 68% de los pacientes (más enfermos de COVID-19) sobrevivan después del tratamiento con corticosteroides, en comparación con alrededor del 60% que sobreviven en ausencia de corticosteroides”, dijeron los investigadores en un comunicado.

“Los esteroides son un medicamento barato y fácilmente disponible, y nuestro análisis ha confirmado que son eficaces para reducir las muertes entre las personas más gravemente afectadas por COVID-19”, afirmó Jonathan Sterne, profesor de estadísticas médicas y epidemiología de la Universidad Bristol de Reino Unido que trabajó en el análisis.

Sterne dijo que los ensayos -realizados por investigadores de Reino Unido, Brasil, Canadá, China, Francia, España y Estados Unidos- dieron un mensaje coherente en todo momento, mostrando que los fármacos eran beneficiosos en los pacientes más enfermos, independientemente de la edad o el sexo o del tiempo que los pacientes llevaban enfermos.

Las conclusiones, publicadas en el Journal of the American Medical Association, refuerzan los resultados que fueron aclamados como un importante avance y anunciados en junio, cuando la dexametasona se convirtió en el primer fármaco que demostró ser capaz de reducir las tasas de mortalidad entre los pacientes gravemente enfermos de COVID-19.

Desde entonces, la dexametasona se ha utilizado ampliamente en las unidades de cuidados intensivos que tratan a los pacientes de COVID-19 en algunos países.

Martin Landray, profesor de medicina y epidemiología de la Universidad de Oxford que trabajó en el ensayo de la dexametasona que fue una parte clave del análisis conjunto publicado el miércoles, declaró que los resultados significan que los médicos de los hospitales de todo el mundo pueden pasar a usar los medicamentos de forma segura para salvar vidas.

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BENEFICIOS CLAROS

“Estos resultados son claros, y pueden ser utilizados al instante en la práctica clínica”, dijo a los periodistas. “Entre los pacientes críticamente enfermos con COVID-19, las bajas dosis de corticoesteroides (…) reducen significativamente el riesgo de muerte”.

Los investigadores dijeron que el beneficio se mostró independientemente de si los pacientes estaban con ventilación en el momento en que comenzaron el tratamiento y añadieron que la OMS actualizaría sus directrices inmediatamente para reflejar los nuevos resultados.

Hasta los hallazgos que se produjeron en junio sobre la dexametasona, no se había demostrado que un tratamiento efectivo redujera las tasas de mortalidad en pacientes con COVID-19, la enfermedad respiratoria causada por el SAS-CoV-2.

Más de 25 millones de personas se han contagiado con COVID-19 y 856.876 han muerto, de acuerdo con un recuento de Reuters.

El remdesivir de Gilead fue autorizado por los reguladores de Estados Unidos en mayo para su uso en pacientes con COVID-19 severo, después de que los datos del ensayo mostraran que el medicamento antiviral ayudó a acortar el tiempo de recuperación del hospital.

Anthony Gordon, un profesor del Imperial College London que también trabajó en el análisis, dijo que sus resultados eran buenas noticias para los pacientes que enferman gravemente de COVID-19, pero que no serían suficientes para poner fin a los brotes o facilitar las medidas de control de la infección.

“Por muy impresionantes que sean estos resultados, esto no es una cura. Ahora tenemos algo que ayudará, pero no es una cura, así que es vital que mantengamos todas las estrategias de prevención”.

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(Información de Kate Kelland; editado por Mark Heinrich; traducido por Emma Pinedo)