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Por Mohammed Aty
BASORA, Irak, 24 jun (Reuters) – En la sala de un hospital en Irak, el doctor Ali Salam Abdullah y un sonriente paciente sostienen una gran bolsa de sangre llena con el líquido amarillo que espera ayude a reducir la tasa de muertes por coronavirus en el país.
El líquido es plasma de un paciente recién recuperado, que se cree es rico en anticuerpos del virus y que el inmunólogo Abdullah y su equipo en la ciudad sureña de Basora han estado usando para tratar casos críticos de COVID-19 desde abril.
Ahora espera obtener el apoyo del Ministerio de Salud para usar el plasma como un tratamiento generalizado antes de que el estado de los pacientes se agrave y amenace sus vidas, aunque afirma que se enfrenta a una escasez de donantes.
“Entre todos los pacientes recuperados, solo se presenta voluntario un 3% (de los donantes elegibles)”, afirmó. “Si viniera la mitad (…), tendríamos (plasma) suficiente para tratar a los pacientes en Basora hasta finales de año”.
Aunque la efectividad del plasma como tratamiento contra el coronavirus no está clara aún, el Ministerio de Salud está permitiendo su recogida en bancos de sangre y su uso bajo ciertas condiciones, mientras la industria farmacéutica mundial trabaja para desarrollar terapias basadas en anticuerpos.
Abdullah está convencido de que el plasma ayuda a que el debilitado sistema inmune de los pacientes combata el virus y, para compensar la escasez de donantes, está usando de forma temporal una máquina de intercambio de plasma que inyecta fluidos de reemplazo para aumentar el rendimiento por paciente de una cifra estándar de 400 mililitros a hasta 3.000 ml.
Ahora espera que sus métodos sean analizados y eventualmente adoptados en el extranjero.
“Animo a todos a que vengan y donen, pero la mayoría de la gente tiene miedo, no sé por qué”, dijo el donante Basim Jassem, antes de posar para sacarse fotografías con la bolsa de plasma extragrande.
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(Reporte adicional de Mohammed Katfan; escrito por Charlotte Bruneau; editado en español por Carlos Serrano)