En México, la práctica del yoga y acroyoga, disciplinas hindúes, ha cobrado fuerza en los últimos 15 años, principalmente entre hombres y mujeres jóvenes, porque mejora la concentración y aumenta el ritmo metabólico.
Además, incrementa la fuerza muscular, la estabilidad y la combinación de ambas; son una excelente sesión de ejercicios cuando las asanas (posturas de yoga) se realizan en sucesión rápida.
Se pueden quemar más de 600 calorías en una sesión normal de 90 minutos; mejora la circulación y la vitalidad, la función del sistema inmunológico y la eliminación de desechos; propicia cambios físicos más acentuados y permanentes.
El yoga sigue recreándose. En la actualidad, al combinarse con técnicas acrobáticas, se transforma en acroyoga.
A diferencia de otros tipos, se trata de una práctica compartida. Esto significa que no se puede hacer solo. De hecho, la propuesta es compartir con los demás y cultivar la interconexión y el sentido de comunidad.
En tanto que el acroyoga combina lo corporal y lo mental. Entre los beneficios psicológicos y espirituales que presenta destaca la posibilidad de disminuir miedos o fobias y mejorar la comunicación con la pareja. Desde el aspecto físico ayuda a mejorar habilidades como la flexibilidad, la agilidad, la fuerza y la resistencia.
Trabaja lo psíquico-emocional, el acroyoga ayuda con las inseguridades y a superar los límites, a desarrollar el sentido de confianza en el otro, a partir de una comunicación y escucha clara entre ambos. Es un mutuo trabajo de vínculos que generan seguridad y conciencia del cuidado del otro y de uno mismo.
Álvaro Yáñez Gutiérrez, director de la Revista Yoga Yoguismo y de la escuela Yoga Loto Rojo, explicó que el acroyoga es de muchas modalidades que en el occidente exploran y se ofrecen, para que el individuo conecte con su cuerpo, con asanas que son posturas con el cuerpo en grupos.
“Como su nombre lo indica acro, permite hacer acrobáticos de manera lenta, igual que en el yoga,; sin embargo, es más amplio, profundo e integral”, dijo.
Explicó que la práctica de acroyoga mezcla la sabiduría espiritual del yoga, la comunicación entre las personas, la amabilidad del masaje, la energía de la acrobacia, aspectos ancestrales que forman una práctica que cultiva confianza, conexión y juego al mismo tiempo.
El yoga no es considerado un deporte, sino una práctica y un estilo de vida, y representa la aspiración humana a unirse para formar armonía, alegría y comunidad y de autoconocimiento.
Dijo que esta disciplina moderna que tiene miles de años en países del oriente, y en América llegó hace más de un siglo, en los últimos años ha tenido mayor difusión, donde han surgido muchos tipos y estilos o formas de practicar el yoga, entre los que entra la acroyoga.
Gutiérrez explicó que el acroyoga no se puede practicar en casa con una sola persona, sino en grupo de dos en adelante. “El yoga lo practicas solo en tu tapete y la acroyoga la haces con otra persona, es decir, es hacer posturas de yoga sobre alguien, esa otra persona te carga, es como un volador y su base”, detalló.
El también instructor, señaló que la acroyoga mejora las relaciones familiares, de pareja y sociales: permite mejorar la comunicación en la pareja a través del juego, logrando una comunicación no sólo verbal, sino más profunda y poco a poco aprenden a negociar entre ellos, es decir, la comunicación se vuelve más bondadosa, más amable y más gentil.