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La microbiota intestinal es considerada el segundo cerebro del cuerpo humano, porque en ella viven microorganismos que contribuyen al buen estado de las células del cuerpo, la producción de vitaminas y el aprovechamiento de los nutrientes, lo cual genera el reforzamiento del sistema inmune.
Además, si las bacterias de la microbiota intestinal (antes conocida como flora intestinal) fueran colocadas en hilera, podrían dar dos vueltas y media a la Tierra.
Este mundo microscópico viviente puede pesar entre uno y dos kilogramos, alberga a 95 por ciento de las bacterias del cuerpo humano, sus microorganismos son entre 10 y 50 veces más pequeños que las células humanas y puede ser modificada en cuestión de días por dieta y facilitar la pérdida de peso.
El especialista del laboratorio Biocodex México, José Lorenzo García, refirió que los 100 millones de bacterias, que se han llegado a considerar por los expertos como un “órgano adquirido”, son las encargadas de producir vitaminas, aprovechar los nutrientes, convertirlos en energía y reforzar el sistema inmunológico.
Señaló que los alimentos que ingerimos desempeñan un papel esencial en el mantenimiento de la diversidad y el buen funcionamiento de la microbiota.
El especialista expuso que en ocasiones es difícil cumplir con una dieta adecuada para la salud de la microbiota por cuestiones de viajes y los periodos de enfermedad bajo tratamiento con antibióticos lo que compromete su diversidad y resistencia.
Explicó que cuando la microbiota se altera es factible desarrollar enfermedades como las inflamatorias intestinales, la colitis ulcerosa, la obesidad, el intestino irritable, lo cual puede derivar en diabetes o cáncer.
Por su lado, la doctora Solange Hellen, médico cirujano con especialidad en pediatría y entrenamiento en gastroenterología pediátrica explicó que desde el momento del nacimiento, esta microbiota se desarrolla, sobre todo para los bebés que nacen a través del parto natural.
“Un bebé que nace por cesárea no tiene contacto con los microbios y las bacterias a través del canal vaginal, nace muy estéril. En cambio, cuando el producto pasa por el canal vaginal se contamina más rápido y su microbiota será más sana que la del niño que nace por cesárea, lo mismo pasa con el niño que toma leche materna”, aseguró la doctora Solange Hellen.
De acuerdo con la Organización Mundial de Gastroenterología, una buena opción para revertir esta situación se encuentra en los probióticos, los cuales son microorganismos vivos que, en cantidades adecuadas, brindan beneficios a los pacientes.
En cuanto al cuidado y mantenimiento de la salud de la microbiota intestinal, el probiótico de origen natural desarrollado a partir de la levadura Saccharomyces boulardii ha demostrado ser altamente efectivo para restaurarla, mientras contrarresta los efectos de su alteración, como suele ser la diarrea.