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Por las noches sólo parece un aumento de brillo en el cielo nocturno, sobre todo en las ciudades, pero tales flujos luminosos y su intensidad no sólo apagan el brillo de las estrellas, sino que tiene afectaciones a la salud de los seres humanos, plantas y animales.
La llamada contaminación lumínica, de entrada, impide a los humanos apreciar la Vía Láctea y otros objetos estelares del universo, tarea básica para la ciencia.
De acuerdo con expertos, un cielo oscuro excelente permite observar a simple vista y sin problemas la galaxia M33, así como las constelaciones de Escorpión y Sagitario de la Vía Láctea.
Por el contrario, en un cielo urbano o suburbano la galaxia que habitamos aparece muy débil o invisible cerca del horizonte, en tanto, con un firmamento de centro de ciudad muchas estrellas, así como constelaciones formadas por estrellas débiles, son invisibles.
Incluso, astrónomos coinciden que en zonas urbanas no hay Objeto Massier observable a simple vista, es decir, galaxias, nebulosas o cúmulos estelares.
Cielo Perdido
El Instituto de Astronomía de la UNAM define a la contaminación lumínica como el flujo luminoso proveniente de fuentes artificiales de luz que provoca el aumento del brillo en el cielo, disminuyendo la visibilidad de los cuerpos celestes y, sobre todo, altera los delicados equilibrios naturales tanto para animales, como humanos.
Aunque la luz es símbolo de progreso, Abraham Rubí Vázquez, responsable del Observatorio Astronómico del Museo Universum, afirma que es equivocada su intensidad, uso, dirección de alumbrado y horarios de funcionamiento dadas las actividades para las que originalmente fueron diseñadas para zonas urbanas, suburbanas e industriales.
“Por ejemplo, la iluminación en las calles se hace sin sentido respecto a que las lámparas lo que deben de iluminar es hacia el piso, no hacia la atmósfera”, explica en entrevista con CAPITALMEDIA el también ingeniero electrónico.
Insiste en que mucha de la iluminación exterior utilizada en las noches es ineficiente, demasiado brillante, mal dirigida, protegida de manera defectuosa y, en muchos casos, completamente innecesaria.
Efectos Energéticos
Rubí Vázquez y especialistas no tienen duda de que la contaminación lumínica causa muchos problemas, y uno de ellos es que el hombre no es eficiente en el uso de la energía.
En este sentido, el Instituto de Astronomía de la UNAM indica que el uso excesivo de luz artificial llega a representar entre 30 y 60 por ciento del consumo energético, producto de usos inadecuados como altos niveles de iluminación cuando no se requiere; incorrecta proyección hacia áreas que no la necesitan, y no apagarla cuando no es indispensable.
Estimaciones del Instituto apuntan que hasta 50 por ciento de la iluminación que se utiliza en zonas no deseadas o innecesarias; si se combate dicho efecto se puede ahorrar la mitad de la cuenta de energía eléctrica.
Legislación
En la Cámara de Diputados existe una iniciativa que propone impulsar que se aplique una política adecuada para la recuperación de la transparencia del cielo.
En consecuencia, agrega el documento, se verá reflejada anualmente la reducción de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global.
La comunidad científica sabe que México tiene sitios privilegiados en el hemisferio norte en calidad de cielo; sin embargo, con la contaminación lumínica existen restricciones o pérdida de condiciones para la investigación científica en dicho campo.
Un ejemplo, destaca Abraham Rubí, es el hecho de que en 2006 se legisló el reglamento para la prevención de la contaminación lumínica en el municipio de Ensenada, Baja California, pues es el hogar del Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, lo que lo hace el primer municipio en tener una legislación de este tipo.