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Los avances en criptografía impiden vulnerar los esquemas de seguridad en las transacciones con criptomonedas y, aunque supone el anonimato, la existencia de una base de datos en la nube conocida como “blockchain” permite identificar todos los intercambios de compra-venta y así prevenir acciones ilícitas.
En México el uso de dinero virtual y digital está aún en su fase inicial, pero en países como Japón, Corea del Sur y China su uso es tan frecuente, que cuentan con leyes que regulan el uso de dinero de este tipo entre los ciudadanos, tiendas y casas de cambio. Japón es el país más involucrado en el mundo de estas monedas.
El poco uso de las criptomonedas en México no sólo responde al desconocimiento en temas financieros y de inversión, sino también a la desconfianza cibernética, ya que varias casas de cambio han sido hackeadas.
Especialistas en criptografía y seguridad informática consideran que la discusión de una regulación de este sistema, se centrará en el pago de impuestos que implican las transacciones y aseguran que irá en aumento porque, a diferencia de las monedas comunes, no existe un control centralizado.
En los últimos años el uso de criptomonedas se ha incrementado, siendo la más empleada el bitcoin, el medio digital de pago alternativo a los métodos tradicionales; sin embargo, hay cerca de mil 500 criptodivisas, todas con diferente valor.
Una de las ventajas del uso de este medio de intercambio digital es que garantiza el anonimato de compras en línea y movimientos; bajo esta premisa nació en 2009, la primera y más famosa: bitcoin, indicó el jefe del departamento de computación del Cinvestav, Francisco Rodríguez Henríquez.
“No hay ningún Estado, país, compañía, banco, detrás de ellas, al menos de las más importantes, excepto el caso del Petro, criptomoneda venezolana que es respaldada por el petróleo y oro de ese país”, comentó.
La más emblemática, que es bitcoin, la respalda la comunidad, que son miles de usuarios, los cuales hacen dinero. Rodríguez mencionó que se está frente a un fenómeno inusitado en la historia de la humanidad. “Decir que no tiene ningún respaldo suena muy fuerte, el respaldo se lo da justamente la ciencia de la criptografía”, apuntó.
De acuerdo con el especialista, ambas dan certidumbre a la moneda, pues en conjunto forman un sistema sólido, el cual es difícil de ser atacado, esto brinda la confianza a los usuarios de que sus criptomonedas no serán robadas.
Para realizar el acto de compraventa es necesario que los usuarios tengan una billetera virtual (wallet), donde se guardan las criptodivisas que se hayan comprado o recibido de otras personas.
De acuerdo con Bitso, plataforma mexicana para operar monedas virtuales, en marzo pasado un bitcon costaba casi 72 mil pesos.
“Realmente lo que se maneja más que el precio de la moneda es lo que se le llama capitalización de mercado, es la operación de multiplicar el valor del bitcoin por las monedas que están en circulación”, explicó.
Su creador es (o son) “Satoshi Nakamoto” –seudónimo de un usuario aún por identificar– quien en noviembre de 2008 anunció, en la lista de correo Cryptography, que estaba trabajando en un nuevo sistema de dinero electrónico. Después, contactó a 20 ingenieros de programación, y cuando el sistema estuvo a punto, desapareció sin dejar huella alguna.
El científico del Cinvestav comentó que el bitcoin empezó valiendo centavos, y lo primero que se compró con ellos fueron dos pizzas, las cuales tuvieron un costo de 10 mil bitcoins.
“La primera vez que la moneda valió más de un dólar, fue en febrero de 2011, después subió a 69 dólares en 2013, así de manera gradual hasta su actual precio”, dijo.
Rodríguez puntualizó que el crecimiento de la criptodivisa ha sido estratosférico, de tal manera que varios economistas dicen se trata de una burbuja, que va a destrozarse en algún momento.
“Donde más se compra, mucho más que en Estados Unidos y Europa, es en Asia, en Corea y particularmente en Japón, ahí se hace la mitad de las transacciones con bitcoin, la cual es aceptada en cualquier lugar para comprar”, indicó.
La segunda razón es la que muchos economistas sostienen y es la especulación, “porque dicen, esa moneda crece tanto su valor, entonces se vuelve una mejor inversión que meter mi dinero al banco”, ya que da mejores rendimientos.
Lo malo de estas monedas, dijo, es la volatilidad feroz que ocurre para arriba o para abajo. Agregó que otro punto importante del crecimiento es el uso de las aplicaciones móviles (App), pues cada vez hay más que permiten el pago con bitcoins. “Se dice que llegó para quedarse”, sostuvo.