Marcos en color blanco encuadran fotos de familias mexicanas. Algunas más grandes que otras, pero todas con una constante: reafirmar el estereotipo de la familia tradicional –padre, madre e hijos– que se vende en las telenovelas y hasta en películas domingueras.
En esos pequeños cuadros de madera no hay lugar para noviazgos homosexuales, familias con algún integrante trans o hijos con dos papás. Como en nuestra sociedad, las molduras que penden de la pared al inicio de la exposición LGBT+, achican las posibilidades del amor y acortan los caminos con el objetivo de que exploremos nuestra sexualidad.
Unos pasos más adelante, están esos mismos marcos pero ahora sin fotografías; son los que exponen las posibilidades. Explican la variedad de familias que existen en México y cómo se componen; sobre todo, alejan los prejuicios con estadísticas que reflejan que los núcleos familiares tradicionales en el país son menos comunes de lo que nos han hecho creer.
Al terminar el pasillo, una puerta; luego, un cuarto dividido en dos donde no hay opción: las niñas a lo femenino y los varones con lo masculino. Entre ellos un clóset vacío en el que rebotan voces. Son testimonios de quienes han tenido que vivir encerrados en apariencias, otros tantos de quienes temen disfrutar de su sexualidad por miedo a ser juzgados y muchos más de la violencia de la que son víctimas.
La idea de crear esta exposición única en su género fue del Museo de Memoria y Tolerancia (MMYT) de la Ciudad de México. El museo tenía entre sus planes exponer la problemática en la que se ve envuelta la comunidad.
Así nació LGBT+: Identidad, Amor y Sexualidad, un proyecto que busca mostrar los ángulos en los que se ve afectada la vida de una persona gay, lesbiana, bisexual o transexual en México.
“Es importante que la gente entienda que hay leyes y la comunidad tiene derechos. Hasta ahora hay renuencia de la sociedad de llevarlas a cabo a pesar de que la diversidad sexual es inherente a la condición humana”, remarca Linda Atach, creadora de la muestra.
El recorrido, planeado con la finalidad de que sea experimentado en primera persona, no deja de enfrentar al público durante el trayecto realzando los contrastes. De acuerdo con Linda, el objetivo de estos matices es generar un cambio de actitud en el espectador.
Por esa misma razón, al saltar del arcoíris, topas con paredes negras que resguardan información desgarradora. Desde los números que colocaron en 2017 a México como el segundo lugar en Latinoamérica con crímenes por homofobia, hasta el contenido mediático violento para la comunidad.
En contraesquina, una colorida línea del tiempo celebra los logros de la comunidad LGBT hasta 2010, el momento histórico en el que se aprobó la ley de matrimonio igualitario para personas del mismo sexo en la capital del país.
Así se llega entonces a la última sala. En ella se muestran los esfuerzos que ha hecho la CDMX por ser amigable con la biodiversidad a partir de nuevas leyes y la inclusión social.
Sin embargo, este recorrido que hace imposible escapar de la cruda realidad que vive la comunidad, no es coincidencia. El público es confrontado para luego hacerlo partícipe del cambio con #PorUnMéxicoSinClósets, una iniciativa creada por el MMYT, que pretende juntar firmas para que se distribuyan libros de texto gratuitos con información sexual en la que no se excluya a la comunidad LGBT+.
Tanto para Linda Atach como para el equipo involucrado en generar esta iniciativa, se necesita con urgencia normalizar la diversidad sexual en espacios escolares a fin de crear un futuro más incluyente .