La posibilidad de que existan cigarrillos que no sean adictivos y que inhibirían prácticamente el hábito de fumar podría ser una realidad.
La propuesta de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) podría tener otra consecuencia: despejar el camino para que las empresas vendan una nueva generación de derivados del tabaco.
La iniciativa coloca a esa dependencia en medio de un viejo debate sobre el lanzamiento de productos que reducen los riesgos, como cigarrillos electrónicos.
La idea de la FDA tiene dos aristas: reducir drásticamente los niveles de nicotina con la finalidad de que los cigarrillos no generen adicción y, para quienes no pueden dejar el hábito, permitir productos de bajo riesgo que tienen nicotina, pero sin causar los efectos mortales de los cigarrillos tradicionales.
Se espera que la FDA ponga pronto en marcha un proceso que podría tardar años en controlar la nicotina de los cigarrillos.
Fondos rechazados
El pasado 25 de enero, 17 facultades de salud pública en Estados Unidos y Canadá se comprometieron a rechazar los fondos de un nuevo grupo antitabaco financiado por la industria tabacalera.
La Fundación por un Mundo Libre de Humo fue creada en septiembre pasado con casi mil millones de dólares de la compañía tabacalera Philip Morris, la cual dijo que su objetivo es poner fin al consumo de tabaco en el planeta.
Pero los decanos de las facultades en Harvard, Johns Hopkins y otras universidades dijeron que el grupo está demasiado ligado con una industria que vende productos letales a millones de personas.
“Philip Morris, en particular, se empeña en socavar las estrategias que sabemos reducirán las tasas de tabaquismo”, concluyeron.
Recientemente, la compañía de tabaco presentó una alternativa a los cigarrillos: un producto llamado iQOS, un aparato similar a un bolígrafo que calienta el tabaco pero no lo quema. La compañía dice que esto reduce el contacto con la brea y derivados tóxicos que suelta un cigarrillo cuando se quema.
Sin embargo, la declaración firmada por los 17 decanos dice que si Philip Morris quiere poner fin al tabaquismo, debe dejar de vender y publicitar cigarrillos.
“Además, la industria del tabaco tiene una larga historia de financiar ‘investigaciones’ de manera tal que confunde al público y favorece sus propios intereses”, dice la carta.
Promesas falsas
Las empresas tabacaleras han hablado de cigarrillos más seguros desde 1950, pero todas sus afirmaciones resultaron falsas. Se les echa en cara la manipulación de la opinión pública y de los esfuerzos del gobierno para combatir el hábito.
En 2006, por ejemplo, un juez dictaminó que estas empresas habían engañado al público sobre los efectos del cigarrillo durante 50 años.
La FDA dice que está dispuesta a ensayar distintos enfoques para hacer que la gente deje de fumar.
“Queremos ofrecer una opción a los adultos que quieren acceder a niveles satisfactorios de nicotina”, pero sin el peligro que representa quemar tabaco, dijo el comisionado de la FDA, Scott Gottlieb.
Entrada al tabaquismo
La académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, Guadalupe Ponciano, alertó que cada vez más jóvenes fuman cigarrillos electrónicos; sin embargo, no lo hacen para dejar de fumar, sino como puerta de entrada al tabaquismo.
Refirió que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Tabaco, Alcohol y Drogas de 2016, en ese año, 2.5 por ciento de adolescentes de entre 12 a 17 años consumían los también llamados eCigar, así como 1.5 por ciento de la población de adultos.
No obstante, sostuvo que su uso “es preocupante, porque la edad promedio de inicio del consumo del cigarro tradicional es entre 12 y 13 años.