Difícilmente un adolescente, un menor con discapacidad o un grupo de hermanos es adoptado, indicó el director del sistema DIF en el estado, Juan Pablo Rangel Contreras.
En los dos primeros años del actual sexenio en Querétaro, se ha dado en adopción a un promedio de 42 menores por año, todos ellos entre cero y siete años de edad.
Y también han salido de la responsabilidad legal 16 personas que cumplieron con la mayoría de edad.
Actualmente, el DIF cuenta con 539 niños institucionalizados, de los cuales 280 tienen su situación jurídica resuelta para ser adoptados.
El funcionario destacó que quienes no han sido adoptado es porque son un grupo de hermanos o tienen alguna discapacidad física o mental.
El resto de los menores institucionalizados se encuentra en diferentes procesos legales para determinar su situación jurídica. Cada proceso presenta diferentes circunstancias, por lo que inician y se desarrollan de manera distinta o en distintos periodos de tiempo.
El sistema DIF estatal es legalmente responsables de los menores de edad institucionalizados hasta que llegan a cumplir 18 años.
Todos los niños en custodia de la institución se encuentran repartidos en 30 casas hogar existentes en el estado, incluido el Centro de Atención Social Carmelita Ballesteros.
“A veces las instituciones piden que se queden si es que ya perdieron la oportunidad de poderse ir en adopción, eso es lo que lamentablemente llega a suceder en mucho casos de ellos”, añadió el director Esperanza, una historia de vida “Si yo estuviera posibilidades de tener a un menor más grande con gusto lo haría”, indicó Esperanza Núnez, quien en su oportunidad adoptó a una bebé de dos meses.
Ella tomó la decisión de adoptar a una niña hace siete años, su proceso duró aproximadamente un año y medio y ahora la pequeña tiene más de tres años de edad.
“Por circunstancias muy especiales de mi trabajo fue que decidí que fuera de cero a cuatro años. Una pareja que adoptó a unos hermanos de seis y siete años fue un proceso más rápido que el mío”, aseguró.
Esperanza siempre se visualizó con una familia, pero no tuvo la fortuna de concebir a un bebé. Siempre vio como una alternativa la adopción, sin embargo, fue hasta los 40 años que empezó a hacer el trámite, pensando “debí hacerlo antes”.
En aquel entonces se realizaban algunas adecuaciones a la legislación de adopción, por lo que tuvo que esperar hasta nuevo aviso para poder hacer el trámite.
“Me dijeron que me formara temprano porque se acababan las fichas para el proceso, llegué a las 4:00 horas y había gente forma desde las 2:00, fui la séptima”, relató.
Para poder adoptar debía tener un trabajo estable, ganar cierta cantidad de dinero, pasar varios exámenes psicológicos y mostrar que el espacio en el que vivía era el adecuado para un menor de edad.
Una vez que terminó el proceso, a Esperanza le dieron una carta de idoneidad y acudió a una escuela para padres a orientarse. Al adoptar, ella no escogió a su pequeña, aunque sí le dieron la oportunidad de decidir sexo, edad y características físicas.
“Pedí que fuera niña y es lo que más solicitan. Por ser casada y por la demanda que tengo en mi cuestión laboral opté porque fuera un menor de hasta cuatro años”, detalló.
Para su fortuna, una persona decidió tener a su bebé y darlo en adopción a través del sistema DIF y dos meses más tarde del nacimiento de la bebé fue otorgada a Esperanza para iniciar una familia.
“Ojalá más personas que decidan no continuar con el proceso de tener un hijo biológico hagan eso, sería genial porque más niños podrían tener una casa y una familia”, dijo.
No es un acto de caridad Esperanza dejó claro que adoptar “no es un acto de caridad”, sino que es lo equivalente a cuando una persona planea concebir, aunque de manera diferente.
“A mí mucha gente me decía que qué buena era. Lo hice por una necesidad dar amor y la de ellos de recibir lo mismo, esto se conjuga y salen cosas muy lindas”, señaló.
“Mi embarazo fue muy largo, un amigo que estaba esperando a su bebé me decía que me hice mamá muy rápido, pero mi embarazo duró tres años y medio, estoy feliz y mi familia también”, añadió.
Esperanza afirmó que la adopción plena implica que la familia se relacione con la persona adoptada. También es fundamental que se trate de una relación abierta, es decir, que el menor sepa su origen y cómo llegó a la familia.
Asimismo, se congratuló porque en Querétaro una persona soltera puede adoptar, pues existen situaciones como la suya en la que se casan y luego se divorcian.
Recomendó a las personas que desean adoptar a no desistir en el proceso, porque puede llegar a durar mucho tiempo, pero vale la pena.
Nuevos mecanismos El funcionario adelantó que entre los últimos días de enero y los primeros de febrero se dará a conocer una campaña institucional para dar a conocer nuevos mecanismos de adopción, que estaban señalados en la ley, pero que no habían sido desarrollados en su totalidad.
“Con esto buscaremos que aquellos casos donde su situación jurídica ya fue resuelta y que no pudieron irse en adopción, tengan una oportunidad más”, aseguró.
Todo será supervisado la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes bajo un convenio que marcará las responsabilidades de esta dependencia para cuidar las condiciones de los menores.