Abrimos los ojos y lo primero que vemos es el celular. Desde que despertamos estamos conectados. Hay quienes encienden la televisión mientras se alistan para salir, utilizan el horno de microondas para un desayuno práctico mientras que el calentador prepara el agua caliente. El refrigerador, claro, no ha dejado de trabajar, y si tenemos tiempo, programaremos la lavadora antes de salir.
Aún estamos en casa y nuestro consumo de energía ya superó lo que toda una familia utilizaba hace 40 años. De acuerdo con el Banco Mundial (BM), el consumo per cápita de energía se triplicó en las últimas cuatro décadas, al pasar de 615 kilowatts hora (kWh) a 2 mil 90.
México es uno de los países menos eficientes en cuanto a energía, de acuerdo con el International Energy Efficiency Scorecard 2016, el cual examina las políticas de eficiencia energética y el rendimiento de los 23 principales países consumidores de energía del planeta –responsables del 75 por ciento del total de consumo mundial–.
En el puesto 19 (de 23 naciones), nuestro país podría “establecer un objetivo nacional obligatorio de ahorro de energía junto con un plan integral.
Los villanos
El desarrollo tecnológico catapultó el consumo per cápita de energía en el mundo. “Si bien, ahora los aparatos en el hogar tienen mayor eficiencia energética, los utilizamos más”, explica David Cedillo, gerente de Evaluación TécnicoEconómica del Fideicomiso para el Ahorro de la Energía Eléctrica (Fide).
Por ejemplo, hace cuatro décadas, la mayoría de los hogares de clase media tenían sólo una televisión, que rondaba en las 24 pulgadas promedio; el refrigerador (el electrodoméstico de mayor consumo de energía por años) era mediano, de unos 11 pies; el uso del microondas era inexistente en varios hogares, así como la lavadora y la secadora.
Ahora, un hogar promedio cuenta con diversos teléfonos (fijos y celulares), módem para Internet, refrigeradores más amplios (y en los que se guarda cada vez más comida congelada), las pantallas de televisión, si bien son más eficientes, también son más grandes (alrededor de 47 pulgadas en promedio) y existen de dos a tres en hogares de clase media.
Por ello, aunque actualmente las políticas públicas de todos los países tienen los ojos puestos en la generación de energías más “limpias”, como la solar, eólica y térmica, principalmente, el consumo de energía todavía representará un problema, mientras que los ciudadanos no asuman su responsabilidad ante el mismo planteamiento.
Los cambios para ahorrar energía, en muchos casos, son menores, y vale la pena ponerlos en marcha.
La standby energy es fácil de eliminar si se conecta la mayoría de ellos en un multicontacto con apagador. Al dejarlos de usar o salir de la casa, sencillamente se apaga el multicontacto. O bien, si identificamos un electrodoméstico que sólo se usa algunos días a la semana (como la lavadora) o en un horario determinado (como el microondas) se puede dejar desconectado el resto del día y con eso disminuir el consumo eléctrico de la casa, explica Cedillo Hernández.
Atención en la etiqueta
Los refrigeradores consumen cerca de 40 por ciento de la energía utilizada en los hogares. En el norte del país, el aire acondicionado consume 30 por ciento. Por ello, al momento de adquirir un gadget o electrodoméstico moderno, además de revisar las características tradicionales, también es recomendable leer la etiqueta con la información del consumo de energía.