Cobijadas por las alas del Ángel de la Independencia, católicas, sindicalizadas, estudiantes, jornaleras y comunicadoras iniciaron su caminata al corazón de la Ciudad de México.
“Hay que abortar, hay que abortar, este sistema patriarcal”, gritaban sobre Paseo de la Reforma mientras avanzaban, siempre vigiladas por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública.
Unas 52 organizaciones sociales, populares y colectivos de mujeres, demandaron que se les reconozca el ejercicio pleno de derechos y garantizar las oportunidades para el género.
Al conmemorar el Día internacional de la Mujer, las manifestantes hicieron un llamado para sumarse a la Huelga de Mujeres a nivel nacional y exigieron se les reconozca el ejercicio pleno de sus derechos, como seguridad social, mejores salarios, trato justo en el ámbito laboral y social.
Igualdad, incluso, entre el mismo género, ya que sigue marcada la división entre las que tienen acceso a mejores condiciones.
Aseguraron que el movimiento de mujeres es cada vez más amplio, sobre todo entre estudiantes y trabajadoras, que laboran hasta dos jornadas para acceder a una vida digna.
Al llegar al cruce de las avenidas Insurgentes y Reforma, los diversos contingentes, que sumaron más de cinco mil personas, literalmente “pintaron su raya” y guardaron su distancia de grupos más radicales que, a pesar de ello, no ocasionaron incidentes.
Y aunque la autoridad les había puesto como destino final el Hemiciclo a Juárez, lograron llegar hasta el Zócalo de manera pacífica. La fuerza de sus voces se escuchó por las calles 5 de Mayo y Madero, hasta llegar a un costado de la sede del gobierno capitalino, en la calle Pino Suárez, donde cada colectivo habló de sus demandas por separado, lo que hizo que la concentración durara media hora.
“En esta ciudad lo más triste es que sales a la calle y vives un acoso diario”, señaló Emilia.
Paulina, una joven cuyos ojos verdes se escondían detrás de la silueta de una mano color morado pintada a la mitad de su cara”, dijo. “Mi primera vez fue una violación, esa misma persona trató de violentarme otras veces. Fui a la delegación y no me pelaron”. Emilia y Paulina fueron de las cerca de cuatro mil mujeres que marcharon con la exigencia de una vida libre de violencia