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En América Latina cerca de 360 millones de personas padecen sobrepeso; aunque en México, Chile y Bahamas la tasa supera 60 por ciento, reveló la FAO y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Titulado “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe”, el reporte mostró que los casos de obesidad y sobrepeso aumentaron en la región con un impacto mayor en las mujeres y niños.
El reporte de la OPS y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) precisó que cerca de 58 por ciento de los habitantes de la región vive con sobrepeso.
Salvo en Haití (38.5 por ciento); Paraguay (48.5); y Nicaragua (49.4), el sobrepeso afecta a más de la mitad de la población de todos los países de la región.
Pero las naciones que presentan las tasas más elevadas son Chile, con 63 por ciento; México, con 64; y Bahamas, con 69 por ciento.
Según el informe, el aumento de la obesidad ha impactado de manera desproporcionada en las mujeres: en más de 20 países de América Latina y el Caribe, la tasa de obesidad femenina es 10 puntos porcentuales mayor que la de los hombres.
La representante regional de la FAO, Eve Crowley, indicó que “las tasas alarmantes de sobrepeso y obesidad en América Latina y el Caribe deben ser un llamado de atención a los gobiernos de la región para introducir políticas que aborden el hambre y malnutrición, vinculando seguridad alimentaria, sostenibilidad, agricultura, nutrición y salud”.
La directora de la OPS, Carissa F. Etienne, explicó que “la región enfrenta una doble carga de la malnutrición que se combate con una alimentación balanceada que incluya alimentos frescos, sanos, nutritivos y producidos de manera sostenible”.
Los principales factores sociales que determinan la malnutrición son la falta de acceso a alimentos saludables, a agua y saneamiento, a servicios de educación y salud, y programas de protección social, entre otros.
El informe señaló que uno de los componentes que explican el alza de los casos de obesidad y sobrepeso ha sido el cambio en los patrones alimentarios.
Estableció que el crecimiento económico, el aumento de la urbanización y los ingresos medios de las personas y la integración de la región en los mercados internacionales redujeron el consumo de alimentos tradicionales y aumentaron el consumo de productos ultraprocesados.
Para hacer frente a la situación, la FAO y la OPS llamaron a promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles que liguen agricultura, alimentación, nutrición y salud.
Indicaron que para lograrlo, los Estados deben fomentar la producción sostenible de alimentos frescos, seguros y nutritivos, asegurando su oferta, diversidad y el acceso a los mismos, en especial para los sectores más vulnerables.