Capital Querétaro

Monserrath Guerrero, maestra con vocación de servir

Aproximadamente a 25 kilómetros de la cabecera municipal de San Joaquín se ubica la comunidad de El Aguacate, en Cadereyta.

Para llegar a esa localidad, que se ubica a mil 700 metros de altitud y perdida entre las nubes y la neblina, hay que atravesar un camino caracterizado de curvas, barrancos y árboles frondosos.

Esta comunidad tiene por común denominador que un alto porcentaje de sus habitantes, incluidos los niños, padecen de alguna discapacidad, en su mayoría, sordera.

A la primaria y telesecundaria de El Aguacate acuden a clases 18 niños con discapacidad auditiva, intelectual, también con hipoacusia y problemas de aprendizaje.

Ellos son atendidos por Monserrath Guerrero Rivera, maestra titulada en educación especial con especialidad en el área de atención auditiva y de lenguaje de la Escuela Normal del Estado de Querétaro (ENEQ).

Inició en el municipio de Tolimán, después en el Centro de Atención Múltiple (CAM) de Corregidora, luego en el Helen Keller, enseguida estuvo en cinco escuelas regulares para atender a niños con problemas de lenguaje, y recientemente en la primaria y telesecundaria de la comunidad de El Aguacate, donde llegó en julio del 2015.

El camino no ha sido fácil. Desde que tomó la decisión de estudiar educación especial se enfrentó, en ese entonces, con el escepticismo de su familia quien constantemente la cuestionaba, y adicionalmente la realidad de un recién egresado: no tener plaza y aceptar suplir interinatos.

Sin embargo, cada una de sus estancias en los centros educativos en los que ha estado, le han dejado grandes aprendizajes y el reconocimiento de sus compañeros y superiores.

“Yo no te puedo decir nací con esa pasión de estudiar eso, porque no, la fui descubriendo en el camino, y eso fue lo que me atrapó, y esa pasión se la fui pasando a mi mamá, a mis tíos, y hoy en día escuchas un discurso de mi tío y ya no es ‘los mongolitos, los loquitos’, he contribuido a que cambien ese discurso, esa idea, de lo que es educación especial y utilizan ya términos que yo digo ¡qué padre! sí he podido transmitir eso a mi familia que era como mi principal barrera”, manifestó la docente.

Haber obtenido el séptimo lugar a nivel estatal en el examen de colocación, le dio la oportunidad de elegir a donde ir a compartir sus conocimientos. Fue entonces cuando decidió, aún con duda, El Aguacate. ¿Pero por qué con incertidumbre? Debido a los comentarios negativos de sus colegas hacia esa comunidad, a la cual calificaban de agresiva donde había pistolas, machetes y acoso en contra de las mujeres, además de encontrarse en condiciones de abandono.

Allá, una zona donde no hay internet, tampoco una unidad deportiva, una biblioteca, una casa de cultura, ni un parque y poca señal telefónica, renta un cuarto austero en un segundo piso, localizado a un lado de la primaria, y desde el cual, todas las mañanas puede observar y disfrutar un paisaje serrano.

Monse, que tiene 28 años de edad, compartió que de lunes a viernes con los 18 estudiantes trabaja de manera individual, en equipos pequeños y en grupo regular para fomentar la inclusión con el resto de sus compañeros. Destacó que afortunadamente las estrategias, hasta ahora aplicadas, han dado resultados positivos en los alumnos.

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