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Los tumores pulmonares están entre las tres primeras causas de muerte en hombres mexicanos, después del cáncer de próstata y enfermedades cardiovasculares. El doctor Feliciano Barrón, médico e investigador adscrito al Instituto Nacional de Cancerología (Incan), explica que ni la mortalidad ni la incidencia han disminuido en los últimos años.
El cáncer de pulmón suele avanzar silenciosamente durante varios años, hasta que es demasiado tarde: el principal problema es que más de 95 por ciento de los casos se detecta en etapas avanzadas, y menos de 10 por ciento de los pacientes vive más de cinco años cuando se le descubre este padecimiento.
El principal factor de riesgo –aunque no el único– está en el tabaquismo, tanto el activo como el de segundas personas, también llamado “pasivo”; entre 90 y 95 por ciento de los pacientes diagnosticados están relacionados con un hábito de fumar.
Las cifras más recientes de mortalidad pertenecen al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2016; los tumores o neoplasias están registrados como la segunda causa de muerte en hombres a nivel nacional.
Entre los tumores, los más mortíferos fueron los de órganos digestivos, seguidos por los de la próstata, después los localizados en órganos respiratorios e intratorácicos.
Sin embargo, las cifras del Inegi no muestran la totalidad del problema. El especialista del Incan destaca que el país no tiene un registro nacional de cáncer. Actualmente se desarrolla un programa para recabar datos actualizados sobre enfermedades oncológicas, pues los últimos registros específicos que existen de cáncer corresponden a un cuadro del Inegi hace una década. Durante 2008, cuando se hizo esa medición, el tumor mortal más frecuente fue el de pulmón.
Pese a que las políticas para reducir y regular el consumo del tabaco en México se han intensificado en los últimos años, las pérdidas de vidas por el cáncer pulmonar todavía son demasiadas.
Pocas alternativas
Este cáncer es particularmente mortífero por su detección tardía. Un problema es que no hay una difusión amplia para hacer diagnósticos tempranos, lo cual lo convierte en una enfermedad altamente letal. El otro obstáculo es la inaccesibilidad al tratamiento.
Y es que el cáncer de pulmón todavía tiene el estigma de la enfermedad causada totalmente por el tabaquismo, por ello no se la incluye en el programa de gastos de cobertura del Seguro Popular. Barrón advierte que esta enfermedad puede ser considerada como autoinflingida, algo que por supuesto no aplicaría si el motivo fuera vivir en una ciudad contaminada o trabajar en industrias como la textil o del acero.
El grupo considerado de alto riesgo –hombres mayores de 50 años que fuman más de 30 cajetillas al año– debe realizarse una tomografía de dosis baja una vez al año. Este tipo de estudio se hace con baja radiación y ha probado su efectividad en la prevención del cáncer de pulmón.
Después está el grupo con pacientes de riesgo moderado, compuesto por hombres menores de 50 años, con un hábito de tabaco menor, o que dejaron de fumar hace 15 años o más. En ellos se recomienda hacer la tomografía sólo si presentan algún síntoma o molestia.
En México, una buena parte de la investigación para prevenir y atender el cáncer de pulmón y tumores torácicos se realiza en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y en el Incan. Este último tiene una parte dedicada enteramente a tumores en pulmón y una clínica de tabaquismo, además de ofrecer atención al público en general.
Pese al incremento de los esfuerzos encaminados a eliminar el tabaquismo, y el impulso a la investigación de instituciones especializadas, en México todavía falta, sobre todo, incidir en la detección temprana. Y es que de acuerdo con el especialista de cancerología, a cada paciente que se le detecta cáncer de pulmón, prácticamente muere.