Francia y Croacia se enfrentarán en una Copa del Mundo por segunda ocasión. Hay que retroceder hasta 1998, cuando los galos organizaron el torneo, para encontrar el antecedente donde la sorprendente primera participación mundialista de los ajedrezados fue detenida precisamente por el local, en una semifinal que terminó 2-1.
Los galos deberán apelar a su historia triunfadora respaldada por una Copa Mundial y dos Eurocopas para demostrar que pueden ganar fuera de casa (Mundial 1998 y Euro 1984), y más allá de tierras vecinas (Euro de Bélgica-Países Bajos 2000, donde la mayor parte de sus juegos los realizaron en asentamientos belgas).
Figuras como Just Fontaine o Eric Cantona, aunque brillaron, nunca lograron un título con Le Bleus. Platini cumplió en 1984 y el grupo comandado por Zidane hizo lo propio en 1998 y 2000, con un tercer aire en 2006, que le alcanzó para un segundo lugar.eccceeeeece
Ahora, Kylian Mbappé y Antoine Griezmann tienen la oportunidad de consagrarse e instalarse en la ecúpula francesa, fuera de casa y llevando el estandarte galo, escoltados por Pogba, Kanté, Lloris y Umtiti. Oportunidad de oro para una renovada Francia, que fracasó en casa hace dos años en la Eurocopa, de revalidarse como los mejores del continente y del mundo.
Por su parte, Croacia tiene en los pies de Modric, Rakitic, Mandzukic y Perisic a la mejor generación de su corta historia como nación independiente. Ha superado a la camada liderada por la figura Davor Suker, que se quedó en la antesala del juego definitivo en 1998.
Además, Perisic y Mandzukiv, en caso de anotar dos goles, alcanzarían la cifra impuesta por Suker, como máximos anotadores croatas en juegos mundialistas, con seis.
El pasado de la Vatreni en la justa mundial es sublime y tormentoso. En 1998 se adueñaron del tercer puesto, pero en 2002, 2006 y 2014 no pudieron con la barrera de la primera ronda.
La vara alta que impuso el grupo de Suker pronosticaba mejores papeles para las generaciones futuras, que siempre habían quedado cortas. La camada actual tampoco cumplió en la Euro 2016, al quedarse en los Octavos de final, y para la Copa del Mundo de Rusia entró por la puerta de la repesca.
En el grupo con Argentina, Nigeria e Islandia se preveía tendría que luchar por ganarse la segunda plaza, pero avanzó como primero y se fue a la llave “fácil”. Cada partido corrió de más (por lo menos 30 minutos por juego), y llega a la última batalla con muchos minutos en las piernas, pero vitalizada con la ilusión de extender la proeza y colocarse junto a las demás naciones que han tenido la oportunidad de alzar el trofeo más deseado por lo menos una ve