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La Selección Mexicana se despidió de su afición en el Estadio Azteca, antes de partir rumbo al Mundial de Rusia, con una victoria ante Escocia en partido amistoso.
En esta noche, todos querían despedirse de sus “guerreros aztecas”, nadie quería quedarse afuera de esta celebración de la selección mexicana de futbol previo a su viaje a Europa, donde se encontrarán con el destino por el que se trabajó durante cuatro años.
La fiesta también fue para la reventa, pero sobre todo para los que “rentan” lugares para estacionarse en las calles aledañas, ya que una hora antes del silbatazo inicial ya estaban cerradas las puertas de acceso al estacionamiento, y se “dejaban querer” desde los 100 hasta los 200 pesos.
El verdadero festejo estaba adentro, en las gradas, donde los seguidores del “Tri” se entregaron por completo a sus jugadores, conscientes que para eso era este duelo con un rival muy a modo.
El Himno Nacional retumbó desde el “Coloso de Santa Úrsula” hasta el último rincón de la República Mexicana, el preámbulo de un juego cargado por completo para los de casa.
Tan lo entendió el técnico colombiano Juan Carlos Osorio que se dio el lujo de colocar en la contención a Héctor Herrera, luego que dio de baja a su único jugador nominal en esa posición, como lo era Jesús Molina.
El ánimo fue tan grande que el espectáculo de medio tiempo impidió al capitán Rafael Márquez realizar de manera correcta su calentamiento para ingresar al segundo tiempo, luego que la zona donde trabajaba fue ocupada por algunos bailarines que le dejaron poco espacio para maniobrar.
La mayoría de los que estuvieron presentes en las gradas no asistirán a Rusia, lo verán desde casa, pero con toda la fe de que este equipo sea un parteaguas para escribir una nueva historia y no siempre la misma de quedarse en el cuarto partido.
DSL