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Arqueólogos egipcios y alemanes descubrieron fragmentos de una enorme efigie de Ramsés II, uno de los más poderosos faraones de la dinastía 19, en un pozo fangoso localizado en El Cairo, capital de Egipto, informó hoy el Ministerio de Antigüedades del país.
El hallazgo se produjo anoche en el distrito de Matariya, de clase trabajadora, y de inmediato comenzó la extracción de los restos de la estatua faraónica, que data de hace más de tres mil años y fue elaborada de cuarcita, una piedra dura compuesta principalmente de granos de cuarzo.
Hasta ahora han sido desenterrados del lodo el torso, partes de la cabeza, la corona y los ojos, aunque la extracción suscitó fuertes críticas en los medios de comunicación egipcios pues las autoridades utilizan una excavadora de construcción pesada.
Mahmud Afifi, jefe de antigüedades egipcias del citado ministerio, explicó que tal maquinaria fue usada sólo para sacar la cabeza, ya que es la parte más pesada pero que se colocado barras de madera y corcho para garantizar que las piezas no sufrieran daños.
La excavación se llevó a cabo bajo la supervisión de los arqueólogos, dijo e indicó que el resto de la estatua, que se estima midiría unos ocho metros de altura, permanece bajo el lodo, por lo que se estudian nuevos métodos de extracción, de acuerdo con reportes del periódico Daily News Egypt.
Cuando los arqueólogos hayan retirado todas las partes de la efigie, serán trasladados al Gram Museo de Egipto, que está programado para ser inaugurado en el año 2018.
La estatua fue hallada en un patio cerca de las ruinas del templo dedicado al Sol fundado por Ramsés II, más conocido como Ramsés el Grande, quien gobernó Egipto durante cerca de 68 años y fue uno de los faraones más longevos, pues se cree que vivió hasta los 90 años de edad.
Su reinado (1279-1213 antes de Cristo) marcó el último pico del poder imperial de Egipto.