El presidente de Argentina, Mauricio Macri, provocó ayer una nueva polémica al eliminar siete ministerios, entre ellos los de Salud, Ciencia y Tecnología, y Trabajo, como una manera de reducir gastos y paliar la crisis económica.
La Casa Rosada confirmó la desaparición de estas carteras, más los ministerios de Turismo, Ambiente y Desarrollo Sustentable, Energía y Agroindustria, unos minutos después de que Macri anunciara que recortaría su gabinete.
Las siete dependencias tendrán ahora un rango menor de secretarías y dependerán de otras carteras, lo que provocó inmediatos reclamos y anuncios de protestas.
Las quejas se centraron en la desaparición de los ministerios de Salud y del Trabajo, pues son derechos sociales fundamentales y, además, la crisis aumentará los despidos y los reclamos gremiales. También generó un fuerte impacto la desaparición del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el cual fue creado en 2007 por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como una señal de la importancia estratégica de este sector.
El gobierno no dio mayores precisiones sobre los recortes, ni explicó cuánto ahorrará con la medida.
De esta manera, el equipo de trabajo con el que contará Macri a partir de ahora estará encabezado por Marcos Peña, el jefe de Gabinete que siempre ha sido el funcionario más cercano al presidente, e incluirá solamente a 10 ministerios.
En el Ministerio del Interior permanecerá Rogelio Frigerio; en el de Economía, Nicolás Dujovne; en Relaciones Exteriores y Culto, Jorge Faurie; en Defensa, Óscar Aguad; en Seguridad, Patricia Bullrich, y en Justicia, Germán Garavano.
El nuevo gabinete se completa con Guillermo Dietrich, en Transporte; Dante Sica, en Producción y Trabajo; Carolina Stanley, en Salud y Desarrollo Social, y Alejandro Finocchiaro en Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
En un mensaje televisado, el mandatario también informó que reforzará los planes alimentarios para los argentinos que viven en la pobreza y han sido especialmente afectados por el aumento de la inflación, debido a una devaluación del peso superior a 50 por ciento en lo que va del año.
“Para empezar a construir el país que queremos, tenemos que equilibrar nuestras cuentas”, afirmó Macri.
El recrudecimiento de la crisis cambiaria en las últimas semanas obligó al gobierno a revisar el acuerdo crediticio que suscribió en junio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que le adelanten fondos a fin de cubrir las necesidades financieras de 2019.
Ese acuerdo incluyó un préstamo de 50 mil millones de dólares cuyo propósito era enfrentar el alza del dólar que comenzó en mayo.
El imparable aumento de los precios de productos básicos y las tarifas de luz, gas y agua han intensificado el malestar social y las protestas en las calles.
“Estos fueron los peores cinco meses de mi vida desde mi secuestro”, dijo el mandatario en referencia al rapto de 12 días que sufrió a principios de los noventa por parte de una banda delictiva que cobró varios millones de dólares de rescate.
Macri, de signo conservador, indicó que para cubrir el déficit fiscal pedirá “a quienes tienen más capacidad para contribuir, aquellos que exportan, que su aporte sea mayor”.
Reconoció que el impuesto a las ventas al exterior es “malísimo”, pero acotó que resulta necesario, porque hay una situación de “emergencia”.
A partir de ahora se cobrarán cuatro pesos (10 centavos de dólar) por cada dólar de exportaciones primarias, manufacturas de bajo valor agregado y de servicios y tres pesos (7 centavos de dólar) por dólar para el resto de las ventas externas. Asimismo, se fijó una reducción en la tasa que paga la exportación de porotos, harina y aceites de soja.
Argentina es el principal exportador mundial de harina de soja .