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MANAGUA (AP) — El jefe del Ejército de Nicaragua negó el miércoles que en el país existan fuerzas paramilitares y aseguró que la entidad castrense ha sido víctima de una “campaña brutal” de desprestigio.
“Bajo ningún punto de vista aceptamos ese concepto de fuerzas paramilitares”, declaró el general Julio César Avilés a medios oficiales, en la primera rueda de prensa que ofrece desde las protestas sociales que estallaron el 18 de abril de 2018.
Apenas tres días después de que comenzaron las manifestaciones, indicó, el Ejército pidió un diálogo entre el gobierno de Daniel Ortega y los líderes de las protestas, las cuales derivaron en una grave crisis política aún no resuelta.
Dijo que ha habido “una campaña brutal” contra la entidad militar, tratándola de presionar para que actúe fuera de lo establecido en la Constitución y las leyes, y señaló que el Ejército es el que “ha venido poniendo los muertos, el sudor, la sangre y el sacrificio por mantener a Nicaragua en condiciones de seguridad y de estabilidad”.
Denunció que en las redes sociales y medios de prensa se publicaron más de 200 ataques personalizados contra él y sus familiares.
“Nosotros sabemos quiénes están detrás de eso, (pero) esas presiones no van a hacer cambiar nuestras decisiones ni nos van a arrastrar por el camino equivocado”, advirtió.
La oposición ha exigido a la jefatura militar que desarme a grupos paramilitares ligados al gobierno y acusados junto con la policía de la muerte de cientos de personas durante las protestas. Según la Constitución, la policía y el Ejército son los únicos cuerpos armados que deben operar en el país.
“Nunca jamás nos van a presionar. No hay titular ni redes sociales que valgan, nos encontramos firmes”, insistió el jefe militar.
Añadió que el concepto de paramilitarismo no se aplica a Nicaragua sino a países como Colombia, y se refiere a grupos que surgen de intereses económicos y políticos, que organizan fuerzas de autodefensa o estructuradas al margen de la ley por militares.
Avilés habló también por primera vez sobre el incendio en la reserva Indio Maíz, en marzo de 2018, que originó las primeras protestas estudiantiles de ese año, y dijo que el Ejército sí ayudó a sofocarlo con el envío de más de 1.500 hombres al lugar del siniestro, en el sur de Nicaragua.
“No hicimos nada para llevar al país a la situación que hemos vivido a partir de 2018, ni hemos hecho nada para agravarla, pero ha habido un ataque contra la institución”, insistió el alto jerarca militar.
Negó también que el Ejército haya participado en la represión de las protestas sociales.
“No hay una sola arma que haya salido de nuestros almacenes”, afirmó.
Dijo que la función de los militares fue proteger objetivos vitales de la nación, y que todavía hoy siguen resguardando unos 200 sitios estratégicos, como depósitos de combustible, alimentos y vacunas, planteles de generación y transmisión de energía, el aeropuerto, los puertos y los sistemas de comunicación y de suministro de agua potable.
Aseguró que del Ejército jamás saldrán decisiones que lleven al país a la pérdida de su seguridad, a una situación de mayor complejidad y mucho menos a una situación de guerra.
“Aquí no hay carteles, no hay drogas, no hay almacenamiento de drogas ni hay maras”, afirmó, tras asegurar que los militares son un “muro de contención” contra el narcotráfico y el crimen organizado.