El presidente estadounidense Donald Trump tuiteó el miércoles que “ya no hay una amenaza nuclear de Corea del Norte” tras regresar de la histórica cumbre con Kim Jongun en Singapur.
“Acabamos de aterrizar, ha sido un largo viaje; pero el mundo puede sentirse ahora mucho más seguro que el día en que asumí el cargo”, expresó el mandatario en un mensaje vía Twitter. “Ya no hay amenaza nuclear de Corea del Norte. La reunión con Kim Jong-un fue una experiencia muy interesante y positiva. ¡Corea del Norte tiene potencial para un gran futuro!”.
El mandatario criticó también en su cuenta de la red social las informaciones de medios de comunicación, a los que calificó como creadores de noticias falsas.
“Es gracioso ver las noticias falsas, especialmente NBC y CNN. Hace 500 días habrían ‘rogado’ por un trato como el que ahora tenemos con Norcorea. ¡El peor enemigo de nuestro país son las noticias falsas que tan fácilmente difunden los tontos!”, escribió el presidente.
La afirmación de Trump en torno a que Corea del Norte ya no representa una amenaza nuclear, resulta dudosa si se considera el gran arsenal de Pyongyang. Expertos independientes calculan que Corea del Norte tiene material fisible suficiente para elaborar entre 20 y 60 bombas. El año pasado probó misiles capaces de llevar una ojiva nuclear hasta territorio continental estadounidense.
Si bien Trump y Kim firmaron una declaración que repite promesas pasadas de trabajar rumbo a la desnuclearización de la península coreana, los detalles no se han resuelto. Trump señaló que habrá un estricto proceso de verificación en el acuerdo definitivo y que los detalles serán determinados por su equipo de expertos en las negociaciones con los norcoreanos.
Cuando se le preguntó si Trump cantaba victoria antes de tiempo, la asesora presidencial, Kellyanne Conway, declaró a la prensa: “este presidente quiere que Corea del Norte deponga totalmente las armas nucleares y obviamente la desnuclearización debe ser completa, verificable e irreversible, y eso tomará algún tiempo”.
Trump y Kim regresaron a sus países después de la cumbre, pero con recibimientos muy distintos.
En Pyongyang, la prensa oficial norcoreana elogió el encuentro con el presidente estadounidense y desplegó amplias fotos de los dos líderes. Trump, por su parte, enfrentó cuestionamientos de que cedió demasiado sin recibir nada a cambio, que confirió legitimidad al régimen totalitario norcoreano y que accedió con demasiada facilidad a la exigencia norcoreana de cesar las maniobras militares conjuntas con fuerzas surcoreanas.
Japón y Corea del Sur se vieron particularmente alarmados por la promesa de Trump sobre concluir las maniobras consideradas por Corea del Norte como ejercicios de práctica invasora.
Por otra parte, el secretario de Estado, Mike Pompeo, llegó ayer a la base aérea de Osan, al sur de Seúl, donde se reunió durante casi una hora con el general Vincent Brooks, comandante de las fuerzas estadounidenses apostadas en Corea del Sur, antes de viajar en su caravana hacia Seúl.