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El presidente Donald Trump propuso hoy, en el estado de Nueva Hampshire, la pena de muerte para traficantes de drogas como parte de un plan para contrarrestar la crisis de sobredosis de opiáceos que azota a Estados Unidos.
“Si no somos firmes contra los traficantes de drogas, perdemos nuestro tiempo. Recuerden eso, perdemos nuestro tiempo. Y esa firmeza incluye la pena de muerte”, expresó Trump en un mensaje ofrecido en esta ciudad.
Trump indicó que pese a que provocan la muerte de “miles de personas”, algunos traficantes de drogas reciben sentencias que no se comparan con aquellas de individuos sentenciados por homicidio, un crimen que en algunos estados de Estados Unidos puede castigarse con la muerte.
“Vamos a ser firmes con los traficantes que matan a miles de personas y que destruyen la vida de tantos otros”, señaló Trump, ante aplausos de la audiencia.
De acuerdo con el presidente, los países que aplican la pena de muerte para traficantes no tienen en realidad “un problema sobre drogas”, debido a que aplican una política de “cero tolerancia”.
El presidente no ofreció detalles sobre en qué circunstancias se pediría la pena de muerte para traficantes, y si este castigo se enfocaría sólo para aquellas personas que trafican con heroína.
Grupos civiles y académicos han puesto en duda que la pena de muerte pueda ayudar a reducir el consumo de drogas en Estados Unidos, y alertaron que la medida podría abrir la puerta a violaciones de derechos y abusos.
“Trump usa cínicamente la crisis de las sobredosis para apelar a los peores instintos de su base de votantes, y para presionar por medidas que empeorarán la crisis”, afirmó la directora de la Alianza de Políticas sobre Drogas (DPA), María McFarland.
En un comunicado, McFarland añadió que si el gobierno busca salvar vidas, “debe abandonar su obsesión de matar y de encerrar a las personas y, en su lugar, debe centrar recursos en lo que funciona: estrategias de reducción de daños y acceso a tratamientos y prevención”.
El discurso fue ofrecido en medio de un creciente problema de adicción y sobredosis con opiáceos en Estados Unidos, que incluyen medicamentos con receta médica, así como heroína y fentanilo. Según cifras federales, 42 mil estadunidenses murieron por sobredosis de opiáceos en 2016.
El presidente también vinculó la migración a Estados Unidos con la crisis de sobredosis, y ofreció como parte de su solución a este problema la extensión de un muro fronterizo con México.
“La segunda parte de la iniciativa es reducir el abasto de drogas. El 90 por ciento de la heroína en Estados Unidos viene de la frontera sur, donde los demócratas eventualmente coincidirán con nosotros en construir un muro para mantener las drogas fuera”, aseveró.
El presidente culpó además a las ciudades santuarios de proteger a “peligrosos criminales”, pese a que estas urbes se niegan a cooperar con autoridades federales sólo en temas migratorios, y en casos en que las faltas cometidas sean menores.
Entre otras propuestas para abatir esta crisis de salud, Trump resaltó la creación de una comisión que investigaría demandas a empresas que manufacturan opiáceos, a fin de responsabilizarlas de las muertes por sobredosis.
Además, Trump propuso también proveer de manera gratuita en las escuelas de Estados Unidos la sustancia naloxona, empleada para contrarrestar las sobredosis de opiáceos.