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Ovacionado por estudiantes al grito de “¡Anaya, presidente!, pero severamente cuestionado al estilo crítico del periodista Jorge Ramos, transcurrió la participación del candidato presidencial de Por México al Frente, en la Ibero.
“¡Me volé la clase por ti, déjame entrar!”, gritó un joven a Ricardo Anaya, mientras el candidato se abría paso en medio del alboroto que causó su llegada a la Universidad Iberoamericana, plantel Santa Fe, donde el auditorio Jesús Sánchez le quedó chico, al permitir el acceso a casi 300 personas y dejando fuera a más de 400 alumnos que llegaron desde las 7:00 horas para poder alcanzar un lugar.
A falta de tequila, Anaya, agarró valor al lanzar la primera promesa.
“Prometo que pase lo que pase no voy a ir al baño ahorita”, en alusión al episodio que protagonizó en 2012 el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto, quien se encerró en los sanitarios del centro de estudios ante las protestas de los estudiantes.
Durante 30 minutos, expuso sus propuestas conocidas sobre combate a la corrupción, generación de empleos, crecimiento económico y relación bilateral con Estados Unidos, para después responder los cuestionamientos en tiempo breve, algo en lo que no es experto el candidato.
“Es el minuto más largo de la historia”, criticó Jorge Ramos ante las respuestas del panista.
Entre todos los universitarios, apareció en la escena Martha, una joven de preparatoria que causó asombro al cuestionar a Ricardo Anaya, sobre si estaría dispuesto a renunciar si se le comprueban actos de corrupción.
“Sí”, contestó en medio de murmullos, risas y aplausos.
¿Si Meade declina por usted, estaría dispuesto a mandarlo a la cárcel por los casos Odebrecht y la Estafa Maestra?, insistió la adolescente, quien no sólo consiguió que el candidato dijera que no cree en esa posibilidad porque Meade representa la continuidad que está fuera de su proyecto presidencial.
“Y Ayotzinapa, ¿qué soluciones propone?, ¿cree que están vivos los estudiantes?, ¿estaría dispuesto a que el GIEI regresará a México?”.
Pero sólo fue un calentamiento, ante el duro cuestionamiento del periodista durante la última fase del encuentro.
“Se vale tener miedo, el chiste es imponerse”, dijo Anaya para hacer frente al primer fusil de Jorge Ramos, quien en seco señaló: “Está cayendo en las encuestas, todo parece indicar que va a perder, ¿qué falló?”, preguntó al tiempo que los alumnos, cuál pelea de box, se acomodaban en sus lugares, abrían bien los ojos y se tapaban la boca en señal de asombro.
“No en todas, tenemos nuestras propias mediciones”.
Al preguntar, “¿le debe una disculpa a Margarita Zavala?”, los estudiantes aplaudieron en señal de apoyo y la ovación no se contuvo cuando Anaya sin más explicación contestó: “Se lo he dicho a Margarita de frente: con honestidad, he actuado de buena fe y si yo en algo la ofendí, por supuesto que le pido una disculpa”.
El tema de las reformas estructurales que aprobaron en conjunto el PAN y el PRI cuando Anaya fue legislador, no se dejó pasar.
Negó que haya pactado las reformas con el presidente Peña Nieto, “porque las reformas no son de él, son de México”, justificó.
A punto estaban los jóvenes de correr por la botana para seguir grabando cada respuesta con sus celulares, cuando le pidieron que explicara cuál es su urgencia por ser presidente tan joven, y con la sonrisa que lo caracteriza, contestó: “Yo creo que la urgencia no es mía, es del país que necesita un cambio profundo”, lo que causó opiniones encontradas entre quienes seguían la transmisión fuera del auditorio.
Sobre Andrés Manuel López Obrador, le preguntaron su opinión acerca del clásico “Ricky Riquín Canallín”, a lo que respondió que sentía pena de que a alguien que pretende ser presidente se comporte “como bufón del pueblo”.