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Azotan cadenas comerciales a locatarios

27 de Abril 2017
Competencia pega a locatarios de mercados.

Locatarios de diversos mercados de Querétaro resultan afectados por las grandes empresas o centros comerciales, pero su existencia está asegurada por la calidad y frescura de los productos.

Con una historia cada uno, los mercados más populares son: Josefa Ortiz de Domínguez conocido como “La Cruz”, inaugurado en 1979. El mercado Mariano Escobedo existe desde finales del siglo XIX, anteriormente ubicado en la plaza Constitución. Mientras que el mercado Hidalgo tiene una historia de unos 53 años, todos estos sitio de comercio, ubicados en la capital queretana.

“Ya no se ve tanta gente por los pasillos como antes”, platicó doña Yolanda, quien vende pico de gallo en la entrada del mercado Escobedo, conocido por la variedad y frescura de los mariscos y flores que adornan los pasillos.

Por la mañana, personas de todas las edades acuden a desayunar al mercado Hidalgo, conocido por sus chiles rellenos, comida corrida, tacos de moronga, barbacoa y carnitas.

Sin embargo, el mercado La Cruz tiene variedad de frutas y verduras, ropa y accesorios para el hogar; todo lo que ocupes para adornar por las fechas festivas.

En la noche, los tacos de bistec o pastor son conocidos por su delicioso sabor y salsa picante.

A diferencia de los centros comerciales, los mercados tradicionales ofrecen fruta fresca y en excelente estado, pero además a un precio incomparable.

Aún así, estos sitios de ven menguados por las grandes cadenas económicas. Cada día disminuyen las ventas, en algunos casos hasta en un 60%.

El comerciante Antonio Buenrostro Hernández tiene cerca de 47 años instalado en el mercado Hidalgo y recuerda cuando se utilizaba con frecuencia la palabra “marchante”.

“Desde que llegaron los centros comerciales, nuestro mercado ha bajado un 60 o 70%, ya no está como aquellos tiempos que no había esas tiendas grandes, éramos los únicos que vendíamos y sí se vendía muy bien”, refirió.

Leonor Martínez tiene 45 años vendiendo verduras porque “teníamos mucha familia y mi esposo no acabalaba para mantenernos, tenía siete hijos. Traía garambullos, nopalitos, chilitos…Estaba otro piso, este piso lo pagamos entre todos. Había más gente”, mencionó.

Locatarios entrevistados avalaron que se presente una iniciativa en el Congreso del Estado para declarar a los mercados como patrimonio cultural inmaterial.

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