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Por GABY HERNÁNDEZ
Las luces de las velas alumbran las primeras horas de la noche; sobre la Avenida Benito Juárez se reúnen los contingentes de fieles guadalupanos que participan en la Peregrinación de Los Farolitos, una de las tradiciones más representativas de San Juan del Río.
Durante 69 años, los habitantes de los barrios y colonias del municipio han participado en esta celebración, que anuncia la coronación de la Virgen de Guadalupe, según la tradición católica.
Con trajes de San Juan Diego y vestidos típicos, niños y niñas son llevados al templo erigido en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, en la plaza principal de la ciudad.
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En punto de las 6:00 de la tarde, al menos siete mil fieles inician su recorrido: con el cerro de La Venta que opaca al atardecer como fondo, avanzan los grupos hacia el oriente.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre: así marcan el inicio de este peregrinar.
Conforme avanzan, los danzantes se suman a esta celebración. Con sus penachos y ropajes, realizan la danza de los concheros.
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Los chitases llegan también. Con una mezcla de danzas originarias de las culturas prehispánicas que se establecieron en este territorio y aportaciones de la cultura española del siglo XVII, los malos espíritus (danzantes con máscaras) van de un lado a otro mientras azotan una cuerda por los aires, a modo de chicote. Finalmente se rinden ante Dios.
En la esquina formada por los calles Benito Juárez y Miguel Hidalgo, los asistentes dan vuelta hacia la izquierda. Los bailes siguen.
En el atrio de la parroquia, desde un templete ofician la misa en honor a la Virgen de Guadalupe.
Los peregrinos cruzan el jardín Independencia, entran a la parroquia para recibir la bendición, agradecen a la milagrosa y salen para escuchar la homilía.
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El 11 de diciembre de 1948 fue la primera procesión de Los Farolitos. El primer recorrido se realizó desde la Hacienda de La Venta, el sitio en el que se coronó por primera vez a la Virgen María.
Aunque esta peregrinación, que marca el inicio de los festejos que forman parte de la tradición Mariana, ha sido modificada, el sello que desde entonces distingue a esta procesión ha perdurado.
