Abiel Jiménez
Los bioaerosoles son microorganismos que están dispersos a través del aire, como bacterias, virus o esporas; al entrar en contacto con el ser humano y con otras especies por inhalación o de manera cutánea, pueden causar daños a la salud, principalmente enfermedades respiratorias, causar infecciones, irritaciones o alergias.
Estas partículas también pueden rondar las superficies de las casas, edificios y automóviles, mezclándose con agua y provocando la propagación de las afectaciones.
Además de esto, las gotas de agua que caen en dichas superficies, como vidrios, se evaporan durante el día y dejan a su paso un rastro de polvo y suciedad.
Para dar respuesta a estas problemáticas de salud y limpieza, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) han desarrollado un recubrimiento para vidrios y superficies pétreas que es incoloro, repelente el agua y removedor de bioaerosoles, manchas y residuos.
Al respecto, la nantecnóloga Doctora Karen Esquivel Escalante, líder del proyecto, explicó que la sustancia está elaborada a base de partículas de óxido de silicio (SiO2) y nanopartículas de óxido de titanio (TiO2), obtenida mediante el proceso de sonoquímica, que consiste en una reacción química generada por la transmisión de ondas sonoras gracias a un equipo de laboratorio especializado.
Para la producción de las nanopartículas de óxido de titanio se utilizó el método de sol-gel asistido por microondas. Esta sustancia fue un desarrollo tecnológico elaborado por la Dra. Esquivel Escalante desde hace más de dos años al que nombró “Nano TiO2” y que consiste en un recubrimiento autolimpiable para superficies pétreas.
El recubrimiento a base de SiO2 y TiO2 tiene la propiedad de ser hidrofóbico, es decir, repele las moléculas de agua gracias a que el óxido de silicio está modificado con un siloxano. Un siloxano es un compuesto polimérico usado en la elaboración de antitranspirantes y es responsable de que el sudor corporal no se impregne en la ropa.
Actualmente, se comercializan barnices a base de silicón o de óxido de silicio, pero al cabo de seis meses expuestos a las condiciones climáticas van perdiendo sus cualidades. En el mercado aún no existe un recubrimiento de óxido de silicio y óxido de titanio como éste elaborado en la Máxima Casa de Estudios de Querétaro.
La aplicación de este recubrimiento puede beneficiar tanto a la industria automotriz como al de la construcción y al sector mantenimiento. Ejemplo de ello es que al implementarse en edificios de cristal evitaría poner en riesgo a las personas dedicadas al lavado de los vidrios y, por tanto, impediría lesiones o muerte por caída.
También tiene un uso potencial en celdas solares, ya que éstas, al estar expuestas a la intemperie de manera permanente, se llenan de polvo y suciedad gradualmente; esto hace que pierdan poco a poco su eficiencia si no se les da mantenimiento constante y que la energía solar ya no alcance a activar el material. Sin embargo, el recubrimiento aseguraría que la superficie permanezca limpia.
Para ofrecer un mejor producto que los ya existentes, Brenda Alicia Rosales Pérez, alumna de la Maestría en Ciencias con línea terminal en Nanotecnología, lleva a cabo pruebas de eficiencia en una cámara de intemperismo a condición de humedad, radiación ultravioleta y vientos controlados para determinar la duración del recubrimiento y, así, mejorar la dureza y acelerar los tiempos de reacción.
La Doctora Karen Esquivel agregó que, paralelo a estas pruebas, Arturo Chew Mejía, alumno de la carrera Ingeniería en Nanotecnología, recientemente inició la aplicación del recubrimiento en prendas de vestir con el fin de llevarlo a otro nivel: la industria textil.