Las bajas temperaturas, la soledad y la consecuente depresión constituyen una triada de factores negativos para las personas con discapacidad en la época de fin de año, sector de la población que en Querétaro suma más de 120 mil pacientes.
Herlinda Ramírez, queretana de 72 años de edad, padece artritis reumatoide y lupus, entre otras enfermedades, que la colocan dentro de ese ámbito en la entidad.
Refirió que a raíz de la artritis reumatoide que padece desde hace 10 años, su vida personal y familiar ha cambiando de manera vertiginosa, con más efectos negativos que positivos.
“Cada fin de año padezco situaciones tristes y lamentables en mi vida familiar, pues aunque mis dos hijos son buenos y consecuentes, lo primero para ellos son sus esposas e hijos, yo ya me siento una carga para ellos”, consideró Ramírez.
Explicó que “desde que comienzan a darse los primeros mensajes publicitarios de Navidad y Año Nuevo en las tiendas y en los medios de comunicación, su vida se llena de nostalgia y tristeza”, ya que su discapacidad no le permite disfrutar como en aquellos años en que estaba sana.
“El frío afecta mucho mis articulaciones por la artritis que padezco y eso me impide preparar la cena de Navidad y Año Nuevo, lo que antes hacía para mis hijos, nueras y nietos con mucho gusto y esmero”, recordó.
Además, añadió la entrevistada, el dolor es intenso y no hay medicamentos antiinflamatorios que le permitan estar tranquila, sobre todo en los momentos de convivencia familiar.
Otro factor en su contra es la soledad en tiempos de fin de año, pues sus familiares deciden hacer paseos por los alrededores de la ciudad de Querétaro y doña Herlinda prefiere quedarse en casa, acompañada con su dolor intenso.
“Para que voy de paseo con mis hijos y sus familias si solo les causo estorbo, molestias y pérdida de tiempo, pues requiero de mucha ayuda para subir al auto, bajar de él, desplazarme a un restaurante o realizar cualquier otro movimiento”, señaló.
Incluso, recordó con notoria tristeza que en una ocasión sus hijos planearon recibir el nuevo año en la playa, pero todo se vino abajo cuando doña Herlinda decidió quedarse en Querétaro a causa de su padecimiento.
“Mis hijos y mis nueras, también mis nietos, se ilusionaron con la idea de viajar a un lugar de playa para despedir el año viejo pero no contaban con que yo diría que no, pues mis achaques no me hubieran permitido viajar durante varias horas y soportar el cambio de clima, finalmente ese año lo despedimos en casa, como cada año”, lamentó.
La artritis reumatoide y el lupus que padece Ramírez tienen una consecuencia mayor, la depresión en la que está sumida la paciente, quien a las constantes citas médicas con el reumatólogo y la hematóloga del sector Salud se suma las citas con un psicólogo particular.
Desde su punto de vista, el psicólogo no la ha ayudado mucho ya que la depresión está latente en cada momento de su vida ya que las enfermedades que padece la mantienen sin poder hacer prácticamente nada, ni siquiera lo básico, cómo preparar sus alimentos, asearse o comprar los insumos diarios.
“Tengo una vecina que me ayuda cuando puede, pero eso me tiene sumida en la depresión porque yo era autosuficiente y ahora no puedo hacer casi nada por mí misma, necesito ayuda para todo”, dijo.
La coordinadora de la Red de Discapacidad del Estado de Querétaro, Lorena Sandoval Soto, señaló por su parte que de acuerdo a la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, la prevalencia de la discapacidad en México es de seis por ciento, lo cual no escapa a la realidad queretana.
En Querétaro hay dos millones 38 mil 372 habitantes y de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la prevalencia de la discapacidad es igual que la nacional, es decir, cerca de 122 mil 300 personas presentan algún tipo de discapacidad, ilustró la funcionaria.
Indicó que los principales detonantes de la discapacidad en Querétaro son las enfermedades en un 41.3 por ciento y la edad avanzada, con 33.1 por ciento.
Hizo mención que las dificultades para caminar y para ver son las más reportadas entre las personas con discapacidad.
El 23.1 por ciento de la población con discapacidad de 15 años y más no cuentan con algún nivel de escolaridad y de la población con discapacidad, 83.3 por ciento es derechohabiente o está afiliada a servicios de salud.