Después de 16 años de búsqueda, Clementina Murcia, una de las madres que integran el Movimiento Migrante Mesoamericano, logró reunirse con su hijo Mauro Orlando.
Con 73 años recién cumplidos, la señora Clementina se enfiló por quinta ocasión a esta Caravana, que por 13 años ha viajado al territorio mexicano en busca de personas que se extravían en su intento por llegar a Estados Unidos.
Enferma de diabetes e invadida por una bacteria, se sumó con la esperanza de encontrar a sus dos hijos: Mauro Orlando y Jorge, a quienes les perdió la pista hace 16 y 30 años respectivamente, cuando se subieron al tren para viajar desde Honduras, su país de origen.
Días después de su cumpleaños y ya adentrada en México, con otras 50 personas que se sumaron a esta búsqueda, recibió la noticia de que Mauro Orlando, uno de sus hijos extraviados, está sano y salvo en territorio queretano.
“Tengo 16 años sin descansar, con dolores, enferma y tantas cosas, pero fortalecida. Soy diabética desde que desaparecieron mis dos hijos, yo sólo enferma vivo”, dijo.
Cuando Mauro llegó a México, fue apresado durante tres años. En ese lapso, su familia puso a disposición varios teléfonos para que la gente les ayudara a localizarlo. Luego de muchas llamadas de extorsión, decidieron cortar las líneas telefónicas y continuar la búsqueda por otros medios.
“Estuvo preso tres años, toda la familia quitamos los teléfonos por las extorsiones que le hacen a uno. A mí me extorsionaron como cuatro mil u ocho mil lempiras cada vez que me llamaban”, recordó la madre del migrante hondureño.
Indicó que la situación de violencia que desde hace años hay en su país, se ha agravado. A partir de las elecciones presidenciales, se generaron disturbios en la ciudades. “Ahorita estoy preocupada porque en Honduras han desatado una guerra y por donde vivo hay más léperos”, lamentó Clementina.
“Yo tengo 19 años perteneciendo a la Caravana. A México he venido como cinco veces a la búsqueda, pero esta vez ya me siento cansada”, aseguró la septuagenaria.
Arribo a tierra queretana
Durante la llegada de la XIII Caravana de Madres Migrantes Centroamericanas a Tequisquiapan, Martha Sánchez Soler, coordinadora del Movimiento Migrante Mesoamericano, destacó que además de este encuentro, en esta visita consolidaron ocho más.
Con el apoyo de más de 120 organizaciones civiles en México, en su mayoría dedicadas también a la búsqueda de personas desaparecidas o la defensa de los derechos humanos, lograron detectar en las celdas del Altiplano a otro migrante.
Originario de El Salvador, fue capturado por las autoridades hace aproximadamente cuatro años, acusado de tener nexos con el crimen organizado.
A partir de la detección de este migrante, los integrantes de esta organización contactaron a defensores de los derechos humanos para acompañar a los familiares en el proceso legal que deberán encarar para liberarlo del presidio.
“Uno está en el reclusorio del Altiplano en el Estado de México, ya hicimos gestiones y vamos a enviar a la madre con Derechos Humanos para que se encuentre con su hijo”, comentó Martha Sánchez.
Como parte del recorrido que habrá de concluir el 18 de diciembre, las integrantes de la caravana llevarán muestras de ADN a organizaciones dedicadas a buscar cuerpos en fosas clandestinas, que trabajan desde Veracruz.
Esta actividad como última instancia en la cadena de búsqueda emprendida por las organizaciones civiles de México, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, entre otros países de América Latina.
Cabe destacar que en 13 años, los activistas y participantes de este movimiento han reunido a 270 familias de Centroamérica, región donde salen más migrantes.