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San Joaquín, Cadereyta, Pinal de Amoles, Peñamiller, Tolimán y Colón son los municipios más vulnerables ante peligros naturales en Querétaro, de acuerdo con el Atlas de Riesgo del estado. En dichas entidades ante un sismo o cualquier contingencia, la población responderá de forma tardía y no existen herramientas suficientes en materia de salud o comunicación para reaccionar.
Aunque en Querétaro el impacto del temblor del 19 de septiembre no fue alto, se registraron afectaciones en la infraestructura.
El atlas indica que la vulnerabilidad depende de factores como edad y salud de la persona, condiciones higiénicas y ambientales, así como localidad y condiciones de construcciones y ubicación.
La carencia de recursos o la lejanía con la infraestructura y servicios agudiza la problemática, ya que gran número de comunidades no cuentan con unidades de atención a la salud cercanas, permanecen alejadas de las principales vías de transporte, o carecen de recursos suficientes para protegerse ante cualquier contingencia ambiental, porque los materiales de su vivienda son precarios.
El boletín epidemiológico asegura que la vulnerabilidad del territorio queretano al cambio climático es evidente, además adelanta que en 2020 las precipitaciones pluviales en el centro del país se habrán reducido entre cinco y 10 por ciento.
La situación tendrá como efecto el incremento de la temperatura entre 0.8 y 1.2 grados centígrados, lo que se generará periodos prolongados de sequía.
En un futuro, 50 por ciento del territorio queretano estará más cerca de la desertificación, la vegetación se reducirá, habrá mayor erosión del suelo y existirá una crisis por falta de agua.