Este cinco de enero de 2017, no fue un día normal en Querétaro, la mirada de las personas era aterradora, profunda, con incertidumbre, miedo, desesperación y, en cada calle, de las platicas entre vecinos, apenas se alcanzaban a escuchar las palabras gasolinazo, saqueos, vandalismo, así como recomendaciones de no salir de casa, cuidar a la familia y advertir a los demás.
En las principales calles del centro histórico los negocios cerraron con candados y cadenas, recién comprados poco antes de las dos de la tarde.
Mientras que en el mercado Escobedo, policías dialogaron con varios grupos de personas preocupados por la situación, quienes pidieron la verdad sobre los saqueos; los uniformados pidieron tranquilidad y, aunque confirmaron que no había ningún saqueo, la ciudadanía siguió con la incertidumbre por la credibilidad que ha perdido la autoridad a lo largo de los años.
Después de las cuatro de la tarde, la mitad de los negocios del mercado Escobedo cerrados y otros locatarios preparándose para retirarse, debido a que los clientes comenzaban a marcharse como si hubieran presenciado un incendio o robo.
Y es que, minutos antes de las cuatro de la tarde de este jueves a unas cuatro cuadras se escuchaban gritos provenientes del mercado, por lo que ni los curiosos aparecieron, solo decidieron seguir su camino.
En los alrededores de este centro de comercio tradicional, los uniformados hacían su lucha por tranquilizar a la ciudadanía, mencionando que no ocurría nada y que es culpa de las redes sociales, la psicosis que alcanzó a Querétaro.
No hay pruebas gráficas pero sí testimonios, rumores e información que puede ayudar a traducir esta problemática de los saqueos, la cual surgió debido a la inconformidad de la ciudadanía por el incremento en el precio del combustible.