La Secretaría de Salud estatal atiende actualmente a 124 pacientes con síndrome de Down, con un promedio de 25 consultas mensuales.
En el marco del Día Internacional del Síndrome de Down, la dependencia señaló que a través del Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer se lleva a cabo un programa de atención integral para estos pacientes.
A cada uno de los pacientes se valora y el manejo de su tratamiento se enfoca de acuerdo con las necesidades individuales, puntualizó la dependencia, en un comunicado.
Recordó que el síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra (el cromosoma es la estructura que contiene el ADN) o una parte de él.
El efecto que esta alteración produce en cada persona es muy variable, pero todas las personas con este síndrome tienen algún grado de discapacidad intelectual y muestran algunas características físicas típicas como la disminución del tono muscular, el rostro plano y los ojos inclinados hacia arriba.
Además, las orejas mal formadas, la capacidad de extender las articulaciones más de lo habitual, el gran espacio entre el dedo gordo del pie y los demás dedos, y la lengua de gran tamaño respecto a la boca.
Según la Organización de Naciones Unidas, las personas con este síndrome suelen presentar más problemas oculares que quienes no tienen esta alteración genética.
Además, del 60 al 80 por ciento de las personas con el síndrome tienen un déficit auditivo y del 40 al 45 por ciento padecen alguna enfermedad cardiaca congénita. Las disfunciones de la tiroides y los problemas óseos son más comunes de lo normal en niños con síndrome de Down.
Otros aspectos médicos importantes en este trastorno, como factores inmunológicos, leucemia, Alzheimer, trastornos convulsivos y cutáneos, además de apnea del sueño, podrían requerir la atención de especialistas en los respectivos campos.
El pronóstico del síndrome de Down varía, dependiendo de las posibles complicaciones del paciente. A principios del siglo XX, se esperaba que los afectados por este síndrome vivieran menos de 10 años. Ahora, cerca del 80 por ciento de los adultos que lo padecen superan la edad de los 50 años.