Si la idea de “dar vida después de la muerte” es para ti más allá de un bonito slogan, no dejes pasar más tiempo y regístrate como donador voluntario de órganos para que después de tu partida puedas dar una esperanza de vida a una de las más de 21 mil personas que están en la lista de espera en nuestro país.
Ya que estés completamente seguro de tu decisión, es importante no sólo manifestarlo por escrito si no hacérselo saber a familiares y amigos para que estén conscientes y lo reporten cuanto antes en caso de fallecimiento.
La forma más fácil y sencilla es registrarte en el Centro Nacional de Trasplantes aquí.
También puedes obtener la Tarjeta de Donación Voluntaria de Órganos y Tejidos aquí o en cualquier organización que realice campañas a favor de la donación de órganos y/o tejidos, para ello no se requiere de ningún trámite adicional.
Lo que debes saber:
No importa el medio por el cual te registres, el trámite es gratuito.
No hay límite de edad para este acto altruista.
El deseo no puede ser revocable por terceros.
En vida puedes donar voluntariamente sólo órganos o tejidos que se regeneren o que su función pueda ser compensada por el organismo.
Después de donar, el cuerpo se entrega a los deudos en condiciones adecuadas para despedirlo de acuerdo a sus costumbres y/o religión.
¿De qué depende el tipo de donación?
Si una persona pierde la vida por paro cardio-respiratorio, únicamente podrá donar tejidos como hueso, piel, córneas, tendones, cartílago y vasos sanguíneos.
Si se trata de una muerte encefálica, podrá donar órganos (corazón, pulmón, hígado, riñones, páncreas) y tejidos (hueso, piel, córneas, tendones, cartílago y vasos sanguíneos).
NFA/LGG