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Apenas la Organización de las Naciones Unidas (ONU) había señalado casos de desaparición forzada en Reynosa, cuando la noticia del asesinato del periodistaAlto Comisionado para los Derechos Humanos, corresponsal de un medio de información nacional, obligó al Alto Comisionado para los Derechos Humanos a pronunciarse sobre la situación en Tamaulipas.
“La ONU-DH hace un llamado a las autoridades correspondientes para conducir una investigación pronta y debida del asesinato, que presente resultados en un plazo razonable, además de adoptar medidas estructurales que puedan generar cambios en las condiciones de trabajo de los periodistas”, señalaba un comunicado.
Más de 11:00 horas duraba el recorrido del cuerpo del comunicador de 40 años, para llegar a su natal Ciudad de México, mientras sus compañeros reporteros, camarógrafos, fotógrafos demandaban justicia ante el asesinato en Tamaulipas.
“Ya no queremos uno más. Nos queremos vivos “, gritaban a coro, afrontando el riesgo de manifestarse en Ciudad Victoria.
Exigían una investigación exhaustiva y expedita en la que la autoridad se comprometiera a dar resultados en un plazo perentorio, además de brindar informes confiables mientras se desarrollen las indagatorias y que por ningún motivo se deje de lado el trabajo periodístico de Héctor como una de las líneas principales en sus pesquisas.
Irving Barrios, procurador de Tamaulipas, indicaba que el crimen rompía con todos los esquemas de muertes violentas, pues presentaba lesiones por golpes. “La mayoría de estos actos violentos que se cometen en Tamaulipas vienen acompañados por una muerte violenta con armas de fuego y armas punzocortantes. En ese contexto, a González lo ultimaron con golpes policontundentes”, explicaba el funcionario.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la f iniciaba la carpeta de investigación por este caso, mientras un equipo de ministerios públicos y peritos se trasladaba a la capital tamaulipeca para iniciar las diligencias, en conjunto con personal de la Procuraduría General de Justicia local.
Despedida
Héctor, quien laboró por más de 17 años en Ciudad Victoria, era velado por sus familiares, amigos y compañeros en la capital del país. Sus padres escoltaron el convoy que partió de tierras tamaulipecas desde las dos de la madrugada.
Para su hermano Juan Carlos González, el crimen no debe quedar impune.
Señaló que visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y diversas organizaciones acudieron a Tamaulipas para dar seguimiento al caso.
Lamentó que las autoridades no tengan avances de las investigaciones.
Al llegar al panteón Jardín Guadalupano, Héctor fue recibido con una manta que decía: “No se mata la verdad matando periodistas”.
En una carta dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, y al presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, signada por periodistas se indica:
“Como periodistas no pretendemos colocarnos por encima del resto de los ciudadanos, pero tampoco debería ser retórica simple el hecho de que cuando se asesina o ataca a un periodista es cierto que se atenta contra el derecho a la información de la sociedad entera”.
En otro de los párrafos del texto se indica: “La ecuación es simple: un estado de derecho sólido protege a sus ciudadanos y a sus periodistas, pero uno débil o ausente termina prohijando la indolencia oficial u oficiosa, que deviene impunidad”.
José Ignacio González, padre de Héctor, pidió que se esclarezca el homicidio de su hijo y no quede impune.
– ¿Qué le pediría a las autoridades?
– Nada más que se esclarezca lo que pasó, verdad que todo mundo sabe.