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Por Julio Pérez de León Sala
A pesar de que el Instituto Nacional Electoral (INE) prohibió el debate en el periodo de intercampañas, tuvo uno y muy fuerte en su propia casa, en la “herradura de la democracia” los partidos Revolucionario Institucional, Verde Ecologista de México, Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Morena se dieron con todo.
Desde el caso de Ricardo Anaya y sus bienes muebles, pasando por José Antonio Meade y las imputaciones que se le achacan con relación en su periodo al frente de la Sedesol, y Andrés Manuel López Obrador con su propuesta de liberar a los delincuentes, hasta el gobernador de Chihuahua, Javier Corral y sus gastos relacionados en su caravana y el expediente aún abierto de Odebrecht.
Ello, derivado de una queja interpuesta por Morena en contra del PRI y varios funcionarios, legisladores y gobernadores que acudieron a la sede nacional del tricolor en días y horas hábiles, lo que presuntamente desvía recursos públicos a la campaña de un candidato que aún estaba definido y al PRI; la queja fue desestimada por ser infundada por unanimidad de votos de los consejeros electorales.
En la asamblea tricolor de ese lejano viernes 20 de octubre de 2017 se aprobaron los mecanismos de elección de candidatos y en una de las intervenciones, el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, dijo: “La gente no vota por un partido dividido. Eso se lo dejamos al Frente sin pies ni cabeza que conduce el ponchado niño maravilla, que va de traición en traición. Su destino es el cuarto lugar en las encuestas, se lo tienen bien ganado. Los mexicanos tampoco votarán por propuestas que pretenden ´regresar cien años en la historia’, eso se lo dejamos a Morena y a su ave mesiánica tropical (…) su proyecto es convertir a México en Venezuela, un país azotado por la escasez de alimentos, el desempleo y el conflicto social, votar por una “opción populista y autoritaria, es un salto al vacío”.
Pese a que Morena inició la querella, sin embargo, Horacio Duarte la abandonó al no presentarse a las reuniones de ampliación de alegatos, aunque que sí lo hizo en la sesión del INE, para responder la acusación del representante del PRD, quien lo encapsuló en el mismo paquete de “corrupción” con el PRI al no seguir con su queja.
Corrupción, término que resonaba una y otra vez, al igual que mentira y falsedad, los consejeros electorales veían el debate-enfrentamiento ríspido y cargado de calificativos sin querer entrar al fondo de la discusión: el presunto desvío de recursos públicos a un partido.
Lorenzo Córdova, presidente consejero, hizo las funciones de moderador, ¿acaso probándose como para hacer lo propio en alguno de los debates presidenciales?, la pregunta flotaba en el aire.