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Dicha institución se formó como una filial de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) bajo el nombre CFE Internet Para Todos, la decisión de vincular esta nueva empresa a la Comisión se basa en el hecho de que esta última ya cuenta con instalaciones de fibra óptica e inmuebles que pueden ser de gran utilidad para no empezar desde cero.
Originalmente se esperaba que la red tuviera una cobertura total para este año 2022, sin embargo desde su inicio el proyecto se ha enfrentado a distintos obstáculos, para empezar tenemos la llegada de la pandemia de Covid-19, la cual vino acompañada de diversos confinamientos y en consecuencia un paro total de las actividades, posteriormente tuvieron que pasar aproximadamente dos años para que el organismo contará con lineamientos estables para poder operar y por último desde mediados del año pasado no se cuenta con un director general.
Todos estos eventos en conjunto han hecho que al día de hoy la proyección planteada para 2022 se vea muy lejana, pues el avance parece que no ha cambiado desde 2020 a pesar que desde su creación el presupuesto otorgado ha aumentado cada año.
Esta no es la primera vez que en latinoamérica se realiza un proyecto de esta magnitud, Brasil hizo lo propio en 2011, pero pese a que en 4 años se logró una cobertura del 90% el proyecto no tuvo un seguimiento adecuado y actualmente está abandonado en espera de ser vendida a alguna empresa privada para que pueda ser aprovechada.
En Perú sucedio algo similar, en 2014 se comenzaron los trabajos y tres años después el modelo de negocio implementado fue insostenible, pues su uso era demasiado costoso y no resultaba rentable para las empresas particulares, quienes preferían invertir en su propia red, actualmente se analizan posibles escenarios para cambiar el modelo de gestión y recuperar la inversión.
Sin duda alguna este tipo de proyectos son muy ambiciosos y con una correcta gestión los resultados que se obtendría serían revolucionarios, ya que a pesar de que nos encontramos en pleno siglo XXI, aún existe un porcentaje considerable de personas que han sido excluidas por el progreso tecnológico, pues no cuentan con los medios para tener acceso a internet. Pero este mismo progreso puede ayudarnos a solucionar el problema, pues aunque las redes de fibra óptica no logren llegar a cada rincón del país, la quinta generación de redes inalámbricas se encuentra cada vez más cerca, la cual además de brindar velocidades superiores y una menor latencia en comparación de los servicios alámbricos, también contará con una mayor cobertura que requiere de una menor inversión.