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Tras una travesía por varios países, Sofía Muzaza se instaló en la frontera de Piedras Negras hace tres semanas. Llegó huyendo de su país, la República Democrática del Congo, en busca de asilo político.
Además de las carencias de alimento por la pobreza que hay en África, dice temer por su vida y la de sus hijos, pues asegura que su pareja fue asesinada por oponerse al gobierno de esa nación.
Actualmente, cerca de 150 personas buscan cubrir el protocolo para recibir asilo político, y permanecen en las fronteras de Acuña y Piedras Negras, Coahuila, en espera de una respuesta que les será anunciada en unas cuantas semanas.
Ya no sólo se trata de migrantes procedentes de Centroamérica –como Honduras, El Salvador o Guatemala– ahora hay personas procedentes de África; República Dominicana y Venezuela, de donde recientemente arribó un grupo de 20 personas.
Pese a la molestia de los habitantes de esta localidad y de las personas que transitan por los puentes internacionales, pude verse a los indocumentados acostados, sentados o esperando en los cruces hacia Estados Unidos, ya que cuentan con una visa humanitaria que les permite circular con libertar por la zona mexicana durante un mes.
Por ello, diferentes órdenes de gobierno se reunieron para dar solución a esta problemática que, por primera vez, se presenta en Piedras Negras.
Los migrantes se anotaron en una lista y se decidió que elementos del Instituto Nacional de Migración no hicieran ningún tipo de aseguramiento para deportarlos.
El titular de Aduana en Eagle Pass, Texas, Paul del Rincón; el delegado de Migración en Coahuila, Alberto Porragas Quintanilla; la delegada en Piedras Negras, Mayra Ávila; la alcaldesa, Sonia Villarreal, y el sacerdote José Guadalupe Valdez, director de la Casa del Migrante, participaron en los acuerdos.
Previamente se analizó la situación de cada uno de los migrante involucrados, como el de Sofía, para que puedan obtener asilo político en el país vecino.
Estados Unidos les puede otorgar estatus de refugiados o asilo a las personas que han sufrido persecución o que temen que se les persiga por razones de raza, religión, nacionalidad o por pertenecer a un grupo social u opinión política.
Sofía, al igual que decenas de migrantes, se queda en la Iglesia Torre de Refugio, que alberga a quienes buscan cruzar a Estados Unidos.
La mujer de origen africano comparte que vivió una odisea, al atravesar Cuba, a donde llegó como exiliada Colombia, Ecuador, Panamá y Costa Rica. Luego viajó junto a su hija en avión, autobús y tren; también caminaron por las montañas de Costa Rica. Ahí perdió a su hija, pero los militares la ayudaron, y después de una semana la encontró sana y salva.
Cruzó por Nicaragua, asegura que sorteó a la mafia, continuó por Honduras y después por Guatemala para finalmente ingresar a México, donde espera una respuesta para obtener asilo político.