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López Obrador continúa con sus “telarañas en la cabeza”, al desconfiar de las instituciones electorales en México, entiéndase las jurisdiccionales y las administrativas. La semana pasada así lo externó públicamente y para el domingo había conformado su “Consejo Asesor para Asuntos Electorales”, conformado por ex panistas y ex priista que cobró como consejero en el IFE. Gabriela Cuevas, Germán Martínez, Jaime Cárdenas y José María Martínez. A este grupito de “expertos” sí les confía lo que a las instituciones legales les niega credibilidad. Vaya contrastes. Entiendo que todo ello es más mediático que cierto; las instituciones han ganado credibilidad con el paso del tiempo y con actos de certeza jurídica en su trabajo.
En cambio, los integrantes de su Consejo adolecen de credibilidad, no han sido capaces de mantener un criterio firme en sus convicciones a grado tal que, algunos de ellos fueron acérrimos “enemigos políticos” de Andrés Manuel y ahora son sus aliados. Esta conducta es suficiente para desconfiar de ellos, de sus ideas y sus acciones ¿Quién dice que son expertos si nunca formaron parte de una mesa directiva de casilla? Siempre fueron beneficiarios del sistema político-electoral. Ahora resulta que descansará la credibilidad del proceso electoral, las elecciones y sus resultados, siempre y cuando ellos avalen el proceso, significando que todo funcionó bien; pero si el grupo de “sabios” cuestiona la legalidad y legitimidad del mismo, entonces queda deslegitimado. Por supuesto que la conclusión de semejante razonamiento del líder morenista es sencilla. Si él gana la elección presidencial -López Obrador- todo estará bien; pero, de llegar a perder por tercera ocasión y todo es posible, entonces no reconocerán los resultados, como ha sucedido con anterioridad y descalificarán el proceso electivo. Habrá que recordarles a estos “sesudos expertos” que las elecciones están en manos del electorado, que este es quien recibe, escruta, cuenta y rinde cuentas de la recepción de los sufragios traducidos en votos. Es la sociedad la que garantiza la certeza de los resultados, luego entonces ¿Por qué desconfía de las y los ciudadanos Andrés Manuel? Insisto, si llega a ganar la elección, aplaudirá a esos miembros de las mesas directivas de casilla; pero si pierde, calificará de corruptos a un millón 400 mil ciudadanos que integrarán las 155 mil mesas directivas de casilla, como ha sido su costumbre. Sigue siendo perverso el juego político de Amlo.