Corrupción es la acción y efecto de corromper, depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar, por lo tanto, puede tratarse de una depravación moral o simbólica. En México entendemos como corrupción al abuso de poder, de funciones o de medios para sacar un provecho económico o algún otro beneficio, como dar “mordida” a los policías, sobornar a un maestro a cambio de una calificación, pagos indebidos por omitir trámites, ente otros, ejemplos claros de corrupción que cotidianamente se presentan. Dentro de un enfoque social y legal se encuentra definida como la acción humana que transgrede las normas legales y principios éticos.
Nos quejamos de la política y de sus vídeo escándalos cuando hacen evidente la corrupción para obtener una ventaja ilegítima desestabilizando el proceso electoral, ya que, casualmente, el tema sale a relucir siempre en tiempos electorales y lo olvidamos el resto del año, sin embargo, la corrupción significa el incumplimiento de manera intencionada del principio de imparcialidad con la finalidad de extraer de este tipo de conducta un beneficio personal o para un tercero.
De acuerdo con el Índice de Transparencia Presupuestaria 2017, publicado por la International Budget Partnership, México ocupó el 6° lugar de 102 países, posicionándose como el mejor país del Continente Americano, incluso por encima de Canadá y Estados Unidos, pero paradójicamente, también es considerado como uno de los países más corruptos, evidenciándose que a pesar de los esfuerzos por establecer un nuevo Sistema Anticorrupción, México cayó en el Índice de Percepción de la Corrupción 2017 publicado por Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana, donde se califica con 29 puntos, en una escala que va de 0 a 100, siendo 0 el país peor evaluado en corrupción y 100 el mejor evaluado, es decir tenemos 2.9 de calificación, ¡estamos reprobadísimos! de ahí que estemos ubicados en la posición 135 de 180 países evaluados en materia anticorrupción.
Estos resultados ponen de manifiesto, que la transparencia por sí sola no lleva a una reducción de la corrupción, sino que se necesitan acciones sistemáticas para desmantelar las redes de corrupción, pues de lo contrario, será difícil que México mejore en las evaluaciones internacionales sobre corrupción e impunidad.
Diversos organismos nacionales e internacionales han subrayado la ausencia de Instituciones Independientes para investigar y sancionar los grandes casos de corrupción en México. Los datos del Índice de Corrupción se suman a la reciente Evaluación Mutua del Grupo de Acción Financiera (GAFI), que señaló que en México el lavado de dinero aún no es un delito que se persiga de manera proactiva y sistemática, lo cual es un riesgo de impunidad y corrupción tanto para el sector público como el privado.
Por lo que, las recomendaciones para México son: Asegurar la correcta implementación del Sistema Anticorrupción en todo el Territorio Nacional; incorporar a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y al Servicio de Administración Tributaria (SAT) en el Sistema Nacional Anticorrupción, para fortalecer las investigaciones de lavado de dinero y las llamadas “empresas fantasma”; crear una Fiscalía General de la República capaz, autónoma e independiente para asegurar que la política anticorrupción del país no dependa ni de la política, ni de intereses privados; Avanzar hacia sistemas de información interoperable y automatizada de todas las instituciones públicas, incluyendo la máxima publicidad y formatos abiertos respecto del financiamiento a partidos políticos y sus proveedores.
¿Quién de nuestros ilustres candidatos a cargos públicos o a la Presidencia, será el valiente de dar seguimiento, pero de manera eficaz, a la implementación de este Sistema?