En medio de escándalos, el agobio de decenas de decisiones que no alcanzan a analizarse y la estridencia para tapar errores, el tema central que va a definir la presidencia de López Obrador hasta ahora no ha sido presentado: la tasa promedio anual del PIB y sus derivaciones en creación de empleos, inflación y redistribución de la riqueza.
Lo demás, en realidad, no importa. De todos los temas lopezobradoristas ahora en disputa, ninguno tiene que ver con la cifra del PIB que de alguna manera se conocerá hacia septiembre cuando se reorganicen los criterios generales de política económica para 2019 y el escenario hasta 2024.
Los precriterios definidos en mayo por Hacienda fueron conservadores para 2019: 3 por ciento del PIB –y ya el FMI lo bajó a casi 2.5 por ciento– e inflación de 3 puntos porcentuales y los Criterios 2018 adelantaron un promedio de 3.8 por ciento de 2020 a 2023, si las cosas permanecen constantes. Como México necesita crecer a 6.5 por ciento para atender nuevas demandas y rezagos de lustros, el escenario macroeconómico de los Criterios apenas serviría para crear un tercio de los empleos nuevos que necesitan los mexicanos que se incorporan por primera vez al mercado de trabajo, pero implicaría seguir amontonando dos tercios de marginación laboral en todo el sexenio.
El problema radica en que de 1983 a 2018 el PIB promedio anual fue de 2.2 por ciento, lo que implica una acumulación de rezagos a lo largo de 35 años, ya que el largo periodo 1934-1982 el PIB promedio anual fue de 6 puntos porcentuales.
El periodo 1983-2028 ha sido el del modelo económico del neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari de mercado y globalización, que ha sido incapaz de atender a dos tercios de los mexicanos. Por eso el Coneval fija su cifra de resultados de la desigualdad: 78 por ciento de los mexicanos vive mal con de una a cinco carencias sociales y sólo 28 por ciento vive sin problemas. Es decir, que el TLC, el neoliberalismo salinista y la globalización sólo ha servido para beneficiar a un tercio de los mexicanos.
Por su discurso populista se llegó a suponer que López Obrador iba a terminar con el neoliberalismo salinista de 2.2 por ciento del PIB, pero sus acuerdos secretos con los empresarios del Consejo Mexicano de Negocios y del Consejo Coordinador Empresarial para la estabilidad neoliberal el PIB para 2019- 2024 será igual al definido por el equipo de Hacienda que comandaba hasta diciembre José Antonio Meade Kuribreña. Es decir, que el modelo Salinas seguirá definiendo el PIB anual.
En los primeros 25 días después de su victoria, López Obrador ha hablado de inversiones, rescates, descentralizaciones, bajas salariales, aeropuertos y aviones presidenciales, pero ninguno de esos temas tiene que ver con la cifra clave de su sexenio: el PIB promedio sexenal que determinará las cifras de bienestar, igualdad social y atención a los abandonados por el neoliberalismo desde 1983.
El PIB promedio anual del sexenio de López Obrador definirá salarios, empleo formal, subempleo; y los ahorros por salarios bajos, lucha contra la corrupción y venta del avión presidencial no impactarán en el PIB y sus efectos en el bienestar.
Pero como se está ocultando esa cifra del PIB o aún no sabe cuál será, entonces cuando menos en 2019-2021 seguirá más neoliberalismo salinista estabilizador y, por tanto, más desigualdad y pobreza.
Todo lo demás es diversión.
Política para dummies: La política es, justificando buenos y malos, el objetivo social.
Si yo fuera Maquiavelo: “Siempre en el interior estarán las cosas seguras cuando lo estén en el exterior”.