Eduardo Ruíz Healy
La semana pasada y ayer se publicaron en el diario defeño El Universal unos artículos del reportero Horacio Jiménez que describen el supuesto crecimiento de las fortunas del presidente nacional del PAN, de su esposa, suegros y cuñada.
Jiménez explica como Anaya, en mayo de 2014, siendo diputado federal, se asoció con sus suegros Donino Ángel Martínez y Maribel Natalia Franco, su esposa Carolina y su cuñada Natalia, para comprar un terreno de poco más de 15 mil 600 metros cuadrados en casi 10.8 millones de pesos.
En este negocio, el panista tuvo una participación de 42 por ciento.
Sobre ese terreno, los socios construyeron una nave industrial, la cual, en agosto de 2016 vendieron en poco más de 53.7 millones de pesos. Esto significa que, en 27 meses, tuvieron una ganancia bruta de 42.9 millones, monto al que debe restársele el costo de construcción de la nave y las bodegas.
El negocio que hicieron Anaya y sus socios en sí parece no tener nada de malo.
Él mismo ha explicado que las obras realizadas se financiaron mediante dos créditos que fueron liquidados al venderse la propiedad y que la utilidad, después de todos los gastos, ascendió a unos cinco millones de pesos que fueron reinvertidos en otro negocio similar.
Lo que puede meter en aprietos al dirigente panista es el hecho de que el terreno formaba parte de un predio inmenso que desde 1997 era propiedad del estado de Querétaro y que en 2008 fue vendido por el gobierno del panista Francisco Garrido Patrón a una empresa que desarrolló un parque industrial en el lugar. Al realizarse dicha venta, el secretario particular del gobernador era Anaya, quien seis años después compró el mencionado terreno de 15 mil 600 metros.
A sus 38 años, el presidente del PAN es un hombre rico. Él mismo ha informado que sus negocios inmobiliarios le dejan ingresos mensuales de casi medio millón de pesos.
Es evidente que ha hecho su fortuna gracias al apoyo recibido de su suegro, Don Donino, pero no queda claro qué tanta ayuda ha recibido éste de parte de su yerno.
Los artículos publicados por El Universal sugieren que los contactos políticos que el panista ha adquirido a lo largo de los años y la información privilegiada que obra en sus manos tal vez han sido utilizados por su suegro y demás parientes. Sin embargo, el diario defeño no llega a acusarlo de ello.
Es probable que Anaya y sus familiares no hayan cometido ningún acto ilícito, ilegal o poco ético, pero los artículos publicados en El Universal le han asestado un duro golpe a su imagen, un golpe que puede disminuir sus probabilidades de ser el próximo candidato panista a la presidencia de la república.
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Eduardo J Ruiz-Healy