Tijuana, Baja California. – En julio de 1989 el panista Ernesto Ruffo pasó a la historia al ganar 52.3 por ciento de los votos emitidos en la elección para la gubernatura de Baja California y, por ello, convertirse en noviembre de ese mismo año en el primer gobernador no priista de una entidad federativa desde que el PRI se fundara en 1929.
Desde 1989 seis panistas han gobernado Baja California de manera ininterrumpida: Ruffo (1989-1995), Héctor Terán (1995-1998, quien falleció en el cargo), el interino Alejandro González Alcocer (1998-2001), Eugenio Elorduy (2001-2007), José Guadalupe Osuna (2007-2113) y Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid (2013-2019).
El hecho de que los candidatos del PAN ganaran las elecciones estatales realizadas en 1995, 2001, 2007 y 2013 indican que la mayoría de los bajacalifornianos estaban satisfechos con sus mandatarios. Terán ganó al obtener 49.6 por ciento de los votos, Elorduy con 48.7; Osuna con 50.4 y Vega con 47 por ciento.
El año entrante se cumplirán 30 años desde que la gubernatura bajacaliforniana quedó en manos del PAN y todo permite suponer que Kiko Vega le heredará el cargo a un no panista que triunfará en la elección que se realizará en julio de 2019.
El PAN perderá el gobierno de Baja California después de controlarlo durante tres décadas, en vista de que el actual gobernante ha decepcionado a quienes creyeron y votaron por él hace cinco años.
Tanto él como diversos funcionarios de su administración se han visto envueltos en diferentes escándalos que no se han convertido en problemas mayúsculos para ellos en vista del control que el gobernante ejerce sobre el poder judicial estatal. Basta con buscar “escándalos corrupción Kiko Vega” a través de Google para encontrar 34 mil 900 resultados que de alguna manera u otra se refieren a la corrupción de Vega y algunos de sus funcionarios y la forma en que éste se ha enriquecido desde que llegó al cargo sin siquiera preocuparse de ocultar su inmensa fortuna.
Una de las denuncias más recientes contra Vega fue hecha por Serge Dedina, alcalde de Imperial Beach, California, quien acusó al gobernador de ser responsable de que a las playas que Tijuana y California comparten se arrojen 170 millones de litros diarios de aguas negras porque las plantas de tratamiento de agua de Baja California no sirven, resultado de lo que el alcalde llamó “la corrupción masiva” de Kiko. La única respuesta que fue capaz de dar el gobernador fue que a Dedina le gusta el “sensacionalismo”.
El descontento de los bajacalifornianos hacia su gobernador se expresó claramente el 1 de julio pasado, donde candidatos de Morena ganaron las dos senadurías de mayoría y las ocho diputaciones federales. Los abanderados del PAN, como los de los demás partidos sólo hicieron el ridículo.
El decepcionante Kiko Vega resultará ser el enterrador del PAN en Baja California.