Pocas veces ha pesado tanto un nombre en la historia político electoral del país como es el caso del señor Andrés López Obrador. Y no es que pretenda decir que el tabasqueño es quien va a orientar el resultado de la elección presidencial del 2108, pero será un factor determinante como lo ha venido siendo desde hace algunos meses, puesto que todos los candidatos se mueven en función de lo que hace el tabasqueño, de lo que dice, de lo que propone, de lo que critica, y hasta de lo que prefiere callar.
Hasta ahora el señor López Obrador no tan solo lleva la delantera en las preferencias electorales, lo que lo hace el adversario a vencer, sino que las mismas precampañas electorales y las preferencias en cada partido político se mueven de acuerdo a lo que dice, a lo que señala, lo que propone, y hasta lo que discute y debate, porque tiene para todos y sabe medir como nadie el momento para hacer declaraciones, para retar a sus adversarios, para debatir en los medios, y para guardar silencio.
Y no es que el señor López sea la estrella política del momento, sino por la preocupación que existe entre los actores políticos que en verdad pueda alcanzar la Presidencia de la República e inicie una cacería de corruptos en las demás fuerzas políticas que se mueven y operan en todos los rincones del país, y termine por encarcelar a sus principales opositores, estableciendo un régimen dictatorial en el que su voluntad esté por encima de cualquier ordenamiento legal y consiga el concurso de los legisladores.
Los primeros blancos, en caso de ganar, serán quienes no tengan fuero, por lo que podemos anticipar que los primeros en aparecer en las listas de plurinominales en los principales partidos serán esos que mucho deben y que nada han temido por las complicidades con aquellos que integran los grupos que durante tanto tiempo han detentado el gobierno, y realizado grandes negocios mediante la toma de decisiones en sus tres órdenes.
Lo previsible es que aunque existan muchos candidatos en la contienda presidencial, todos terminarán en dos grandes bloques que determinarán el rumbo del país en los siguientes treinta años: Andrés Manuel López Obrador, y los demás.
Así de simple, porque insisto, hasta ahora no hay alguien que pudiera igualarlo en las preferencias de la gente, claro está, a menos que se construya una gran alianza entre tirios y troyanos para intentar detener su avance y formar un gobierno distinto y sin tintes populistas.
Aunque muchos no lo quieran creer, el factor “López Obrador” puede ser eso y más. Hasta ahora no me atrevería a señalar que las intenciones del tabasqueño irán en el sentido de como las ha planteado, porque la política en este país tiene una circunstancia: todo es del color del cristal con el que se mira. Lo único que puedo afirmar es que el señor López Obrador es tanto o más corrupto que los demás. Al tiempo.
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