El viernes pasado, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador dijo, y con razón, que “El pueblo no es tonto, tonto es el que cree que el pueblo es tonto”. Lo dijo para justificar la realización de una consulta popular para que el pueblo decida qué debe hacerse con el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), obra que registra un avance de 30 por ciento y a la cual, para cuando termine este año, se le habrán invertido casi 190 mil millones de pesos.
Ahora bien, una cosa es no ser tonto y otra entender un tema tan complejo como lo es un aeropuerto moderno.
No dudo que a fines de 1909 o principios de 1910 el pueblo pudiera tener cierto conocimiento del tema cuando en los llanos de Balbuena, a unos tres kilómetros al suroeste del lugar del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se estableció lo que fue el primer aeropuerto del país.
Entonces sólo se necesitaba un llano plano y despejado para que un avión despegara y aterrizara.
Hoy, para comprender lo que implica un aeropuerto no basta no ser tonto; se requiere de una gran preparación académica y práctica en las distintas especialidades que participan en su construcción y operación. Por ello, una consulta popular sobre el asunto es un ejercicio inútil y demagógico porque 99.999999 por ciento de la población no tiene la menor idea del asunto consultado.
Para ejemplificar lo anterior, a alguien se le ocurrió, el mismo viernes pasado, redactar y subir a las redes sociales el siguiente texto:
“¿Alguien tiene información que me facilite sobre el NAICM? Necesito información relacionada con la planeación del aeropuerto, donde pueda identificar las características físicas y ambientales del sitio, la estructura del espacio aéreo, la disponibilidad y localización de las ayudas a la navegación, inventarios de uso de suelo existentes, estudios de integración a los planes urbanos de desarrollo, datos socioeconómicos y demográficos, estudios de la evolución histórica de las condiciones climatológicas, estudios meteorológicos, anemométricos, pluviométricos y topográficos, estudios de mecánica de suelo, geotécnicos y de la localización de los bancos de materiales, estudios de impacto ambiental y sus efectos ecológicos, estudios financieros y mecanismos de financiamiento, pronósticos de la demanda, número de pasajeros a los que se les pretende dar el servicio, número de pistas y calles de rodaje, dimensiones de las plataformas, capacidad de almacenamiento y distribución de combustibles, número y tipo de aviones que a futuro aterrizarán y despegarán, su máximo por hora. Y estudios que analicen los efectos de desarrollo de la región. Todo lo que tengan y me puedan facilitar es bueno, quiero estar informado para cuando el Peje lo ponga a consulta pública. No quiero votar a lo pen…”.
Por lo anterior, AMLO debe cancelar una consulta inservible que costará mucho dinero realizar. A pesar de que haya prometido cancelar la obra del NAICM. El pueblo, que no es tonto, no se lo reclamará.