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Esta campaña tendrá de todo y ojalá desaparezca el cuervo de los negros presagios que vuela sobre ella.
Pero sobre todo va a plantear –lo sepan o no los equipos de campaña, los estrategas o los war room– una lucha que no es ideológica, que ni siquiera es de partidos y que, salvo en el caso de Andrés Manuel y su particular lucha contra la mafia del poder, tampoco es de candidatos.
Esta campaña es una lucha entre lo moderno y lo antiguo.
Esta campaña es una lucha entre ser receptor o no de todos los cambios que ha sufrido el mundo en su paso del siglo XX al XXI.
Y si observamos bien, salvo por las redes sociales, la estructura mental imperante en la clase política mexicana es previa al invento del Internet.
Si observamos bien, el acarreo, la despensa y el clientelismo siguen siendo factores determinantes. Pero yo los invito a que reflexionen sobre algo que es aterrador y que nos muestra el gran cambio que el país está sufriendo.
Porque la primera violencia generalizada que conoció México fue como consecuencia de la jubilación obligatoria de miles de policías, impuesta por el presidente Miguel de la Madrid.
Y la segunda, ya metidos en un contexto donde una pistola es mucho más eficaz que cualquier otra cosa, llegamos a la creación de un sistema en que se considera necesario agredir o robar a los demás para luchar contra la miseria.
Después los narcos y la guerra, declarada por Felipe Calderón, trajeron consigo una guerra civil encubierta en el país.
Sin embargo, ahora la violencia que me aterra no es sólo la de los narcos o la de los secuestradores, sino es también ese fracaso del sistema educativo con el que muchos jóvenes mexicanos han ido descubriendo que lo único que podrán hacer en su vida para dejar constancia de que existieron es quitando otra vida.
La violencia en México se ha viralizado y lo ha hecho por casas, por barrios y por poblados.
La violencia en México es una manera de gritar al viento que alguien vive cuando todo lo que se debió de haber enseñado desde las escuelas hasta la inteligencia en la distribución social, ha fracasado.
Si la violencia en México es viral y está directamente asociada al tema de la educación, no sólo tendremos de frente un problema gigantesco a la hora de reconducirlo en un camino que será largo, sino que además sólo un entendimiento de la dimensión de los problemas nos permitirá erradicarlos.
Estoy de acuerdo con López Obrador y con todos los que aseguran que la violencia es el primer problema de nuestro país, pero realmente ¿de qué violencia hablamos?
@antonio_navalon