A lo largo de su carrera política, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha demostrado ser un hombre austero que no tiene el menor interés de vivir rodeado de lujos excesivos. Quienes lo critican por utilizar ropa o accesorios de marca, como lo hicieron alguna vez por tener puesto un traje Hugo Boss o usar un reloj que no era de plástico, se equivocan completamente porque aparentemente no se dan cuenta o no quieren aceptar que una cosa es vivir con austeridad y otra es vivir en la miseria.
La verdad es que AMLO viste y vive austeramente y más si se le compara con un gran número de altos y medios funcionarios federales, estatales y hasta municipales que, a pesar de no haber trabajado alguna vez fuera del sector público, son más ricos que la mayoría de los principales empresarios del país.
Ya habrá tiempo de comentar sobre las fortunas fabulosas de muchos de ellos.
A estas personas que se hicieron inmensamente ricas abusando de su poder y cargos debemos denunciar y desenmascarar ante una sociedad dolida y harta de tanta corrupción e impunidad. A pesar de que la ley ya no pueda usarse para castigarlos y quitarles sus bienes mal habidos, porque la ley la diseñaron ellos mismos para quedar impunes, es necesario que sus identidades se conozcan para que nunca más ocupen algún cargo público.
No puede haber perdón ni olvido tratándose de estos malos mexicanos que en vez de servir al pueblo se sirvieron de la riqueza de ese pueblo traicionado.
Tampoco podemos olvidar a quienes irresponsablemente endeudaron a los gobiernos de sus estados cuando les tocó ser gobernadores de estos, mostrando así que no comparten los principios de austeridad del próximo Presidente de México.
Entre estos están el próximo coordinador de asesores de AMLO, Lázaro Cárdenas Batel, quien como gobernador perredista de Michoacán de febrero de 2002 a febrero de 2008 incrementó la deuda de ese estado de 0.1 a 1.1 por ciento del Producto Interno Bruto estatal, llevándola de los 152.8 millones de pesos a 2 mil 647.3 millones de pesos, ¡un aumento de mil 632.5 por ciento! Su sucesor en el cargo, en aquel entonces el también perredista Leonel Godoy será subsecretario en la nuevamente creada Secretaría de Seguridad Pública, gobernó de febrero de 2008 a febrero de 2012 e incrementó la deuda en solo cuatro años de 1.1 a 3.7 puntos porcentuales del PIB estatal, de 2 mil 647.3 millones de pesos a 16 mil 316 millones de pesos, un aumento de 516.3 por ciento. Hoy, gracias al mal ejemplo que dieron este par de gobernantes, la deuda michoacana asciende a aproximadamente 22 mil millones de pesos.
Andrés Manuel prometió presidir un gobierno austero, pero ¿podrá hacerlo si algunos de sus más cercanos colaboradores no demostraron ser austeros cuando pudieron hacerlo?