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La personalidad del alcohólico

22 de Enero 2018

Querétaro ocupa el primer lugar nacional en consumo de alcohol, según datos de la Encuesta de Cohesión Social para la prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), donde con cifras alarmantes informan también, que jóvenes, e incluso niños entre los 10 y 11 años ya consumen alcohol.

“El mundo del alcohólico es un mundo difícil de captar y mucho más difícil aún de comprender o de explicar”.

El doctor Eduardo Habach, quien por mucho tiempo se ha dedicado a estudiar la personalidad y el mundo de algunos pacientes con esta enfermedad, el alcoholismo, menciona que la persona se encuentra sumergida en un mundo de contradicción y de conflicto, donde se encuentra siempre lo blanco con lo negro; lo tierno y lo cruel; lo claro y lo difícil.

Son personas inteligentes, pero incapaces de reconocer su inteligencia, ni sus propios valores, para evolucionar con apoyo en sí mismos, desconfían de lo que son y de lo que valen; penoso y exhibicionista: el alcohólico quiere mostrarse y siente vergüenza al hacerlo.

Todos ellos son personas llenas de vacío; vacío de sí mismo, de afecto, de identidad, de la realidad, del mundo y de cualquiera que esté a su lado. Siempre insatisfechos.

Son personas tristes, aunque no estén solos y aunque no lo digan. Son personas aisladas y solitarias, incapaces de establecer una relación o un vínculo de acercamiento verdadero y fuerte para romper el aislamiento en que viven.

Y viven tratando de llenar ese vacío de forma ansiosa y compulsiva, sin medida, con el alcohol y con la ilusión. Beben para buscar esos momentos de euforia en el alcohol que poco después de lograr se esfuma y entonces aparece su sensibilidad exacerbada, esa emotividad herida que da paso al desfile del sentimentalismo, de historias trágicas, del dramatismo, hasta llegar a la anestesia y el sueño. Historias que buscan compasión.

Son soñadores que de día viven envueltos en fantasías de proyectos, de sueños, de recuerdos e imágenes y de noche no pueden dormir presos de la nostalgia, de la melancolía, de la soledad y el abandono, del abatimiento y el despego de sí, de la culpa y del tedio.

¿Qué necesitamos hacer para bajar las cifras de alcoholismo que se presentan en nuestra ciudad? ¿Será suficiente con aumentar recursos para arte, cultura y deporte?

El alcoholismo es una enfermedad y por tanto debe ser considerada como un tema de seguridad social, cuya desatención traería como consecuencia enfermedades, accidentes, ruptura social, entre otras cosas. Por ello, atender al alcohólico de manera integral, debe ser una prioridad de las autoridades, ya que abonaría sin duda a la integración familiar y al bienestar social.

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