Mauricio Vila es un hombre joven y proviene de una de las familias tradicionalistas de Yucatán. Logró romper la hegemonía que estableció Ivonne Ortega Pacheco desde hace poco más de doce años, y que continuó con Rolando Zapata Bello, quien desde que era una joven promesa se preparó para destacar en la política de su estado y asumir responsabilidades mayores. El problema es que nunca tuvo la suficiente autonomía para diseñar un esquema gubernamental distinto al impuesto por su antecesora, y claro que esa circunstancia le pego al candidato tricolor Mauricio Sahuí Rivero.
Como dicen en el argot popular, el ganador de la contienda llego con todas las ganas de cambiar las cosas para realizar un trabajo más efectivo, pero sobre todo, más cercano a la gente y con probabilidades de alcanzar resultados en el corto plazo, que es lo que esperan los votantes de un candidato ganador. Por lo pronto hizo un anuncio que de inmediato fue calificado como exitoso por los ciudadanos ya que es una muestra de que se puede hacer mucho con pocos recursos.
Mauricio Vila anunció la desaparición de la Secretaria de Trabajo y Previsión Social, la Secretaria de la Juventud, el Instituto de Museos e historia de Yucatán, la Junta de Electrificación del Estado, el Instituto Estatal para el Combate a la Corrupción, cuyas funciones las asumirán el Tribunal de Justicia Administrativa y la Vice Fiscalia Anticorrupción, además de que se reducirá un veinte por ciento el número de funcionarios públicos de confianza.
Pero también renunció a las prestaciones a que tiene derecho en función de su encargo, como son los gastos médicos y telefonía celular. Pero tampoco los funcionarios públicos contarán con la prestación de telefonía celular, y además se cancelarán trescientas líneas de este servicio, que son el cincuenta por ciento de las contratadas por el gobierno estatal. También habrá un ahorro anual de cuarenta millones de pesos en Asesorías, Consultorías y Estudios de Investigación que no son indispensables.
Otra buena noticia es que ningún titular de dependencia tendrá como prestación el uso de vehículos de lujo, y adicionalmente se cancelara la renta de quinientos vehículos, lo que generará un ahorro de sesenta millones de pesos, a los que se suman treinta millones de pesos más en combustibles, además de que se darán de baja cuatrocientos vehículos que representan costos de operación mayores que los beneficios ya que se destinan 25 millones de pesos al año en pago de combustibles y servicios de mantenimiento.
Además se ahorrará el diez por ciento en materiales y útiles de oficina, doce por ciento en material de limpieza, doce por ciento en tecnologías de la información, diez por ciento en vestuarios y uniformes, quince por ciento en mobiliaria y equipo, doce en arrendamiento de bienes y servicios, diez en mantenimiento vehicular, y diez en gastos de orden social y ceremoniales. Esto representa más de mil millones de pesos al año. Sin tanta alharaca ni bodas incómodas, Mauricio Vila comienza bien en Yucatán. Al tiempo.