Desde mediados de 1985, la oficina de seguridad política del Estado se ha convertido en una papa caliente que nadie quiere administrar. Nacida como Federal de Seguridad en 1947, el pecado original no fue su condición de oficina de espionaje oficial, sino que se convirtió al principio de los ochenta en el aparato de protección de los primeros cárteles del narcotráfico.
El dato que no se ha explorado a fondo fue que la DFS bajo la conducción de José Antonio Zorrilla Pérez y la gestión de Manuel Bartlett Díaz como secretario de Gobernación inició sus operaciones en el mundo criminal con el aval de la CIA estadounidense, su protector institucional.
Y que Zorrilla fue encarcelado en realidad no por el asesinato del columnista Manuel Buendía, sino porque traicionó a la CIA para hacer convenios y mantener relaciones con la Stasi de la Alemania comunista, un brazo operativo del KGB soviético.
En 1985, bajo la presión del embajador John Gavin y la CIA y usando como ariete a The New York Times, el gobierno de De la Madrid disolvió la Federal de Seguridad en 1985 y creó, a iniciativa de Bartlett, la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional dentro de Gobernación, pero sin romper con su pasado.
La Disen pasó a Centro (Cisen) y Salinas lo sacó de Gobernación y lo metió a la Presidencia, pero bajo el control directo de Joseph-Marie Córdoba Montoya, el superasesor salinista con rango de vicepresidente. Desde 1994, luego de la falla en la indagación de la guerrilla en Chiapas, el Cisen quedó al margen del poder y dentro de una burocracia que la aprovechó en función del espionaje de alcoba interno.
El pecado original del aparato de seguridad política del Estado estuvo en el corto periodo 1983-1985, cuando la DFS tomó el control político de los primeros cárteles del narco y esa oficina fue la agencia de espionaje del grupo gobernante.
El estallido de la crisis ocurrió durante la gestión de Bartlett, quien poseía todos los secretos del poder. Como funcionario de Gobernación, Zorrilla Pérez nunca se hubiera atrevido a proteger narcos ni a participar en algún momento en el asesinato de Buendía sin el conocimiento del titular de la dependencia. A la fecha, el auge del crimen organizado tiene como referente al Cisen: por incapacidad o por complicidad.
El Disen-Cisen nació con el ADN de la Federal de Seguridad de Bartlett. Después de Bartlett, ningún secretario de Gobernación le dio a la dependencia el control del aparato de seguridad, inclusive su sucesor Fernando Gutiérrez Barrios (1988-1992) soltó de inmediato el aparato de espionaje para que se fuera a Los Pinos.
La DFS y el Disen-Cisen nunca pudieron definir las tareas de inteligencia y seguridad nacional del Estado; y cuando agentes cumplieron su trabajo de manera profesional, nunca encontraron interconexión con sus jefes porque al final de cuentas los presidentes 1988-2018 usaron a esa oficina como instancia de espionaje político al servicio del grupo gobernante.
Ahora el Cisen se disuelve como organismo de inteligencia del Estado y quedará en una oficina de seguridad pública, pero en un momento en el que la seguridad nacional es un problema interno y un hoyo en la geopolítica exterior.
Política para dummies: La política es escuchar… a la política, no a las pasiones y menos los resentimientos.
Si yo fuera Maquiavelo: “La mayoría de los hombres, mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, viven contentos, y el príncipe queda libre para combatir la ambición de los menos, que puede cortar libremente”.