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Algo que se venía venir se dio en pasado viernes. Quien pasó por varios partidos, de origen priista, exdirigente estatal tanto del PRI como de otros partidos, regresó al “bebedero”; sí, renunció a la Secretaría de Acción Electoral del PRI, instancia que le había sido encargada por el ex gobernador López-Portillo Tostado, su amigo desde que llegara a tierras queretanas en 1985. Nada raro hubiera representado la renuncia si no la hubiese justificado –por escrito- y fundado con una serie de acusaciones en contra del dirigente estatal priista Juan José Ruiz Rodríguez, a quien calificó de desaseado.
Después de más de 20 años de haber renunciado al PRI, de militar en partidos de oposición y ser recalcitrante crítico de los priistas, Marco Antonio León, regresó a las filas de su otrora partido; sorprendente que de inmediato le hicieran consejero político y encumbrado, nuevamente, a la Secretaría más importante en tiempos de procesos electorales constitucionales. Todos supusieron que la razón fundamental se debía a la ineptitud e inexperiencia del dirigente estatal; literalmente le “clavaron”, dijeron, un experto en materia electoral. Y así transcurrieron varios meses en los que, surgieron los rumores por la falta de actividad en la Secretaría a su cargo; pero, se les veía acompañados a estos políticos, lo que hacía suponer una relación política afable y de colaboración.
Pues no, al fin León Hernández no soportó la carga ni la presión de la responsabilidad sobre sus hombros y terminó por tirar la toalla, no sin antes dejar en claro las razones que lo llevaron a dejar la Secretaría. Dijo que renunciaba, con argumentación sintetizada –o sea que hay más-. Dijo, entre otras coas que fue marginado en la toma de decisiones y acciones por parte de JJ; que no tuvo apoyo material ni humano –tampoco económico-; que hubo impedimento para cumplir con sus funciones, dado que otros tomaban las decisiones que correspondían al Secretario; y la más grave de todas las causas que lo orillaron a renunciar: no coincidir con la conducción desaseada de las actividades político-electorales por parte del Juan José Ruiz Rodríguez. Bajo estas condiciones es como enfrenta el Comité Directivo Estatal del PRI, los inminentes registros de precandidatos a cargos de elección popular; no cabe duda que el “padrino” de Juan José Ruiz, se equivocó al designarlo dirigente estatal; de no haber cambios drásticos en la dirigencia del PRI, la ruta a la que encamina el dirigente local al priismo queretano es inequívoca: ¡derrota electoral!