Por Miguel Nava
Mediante comunicado de prensa del 5 de agosto de 2019, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a través de la Relatoría para la Libertad de Expresión condena el incremento de violencia contra periodistas y medios de comunicación en México, ya que la crisis contra ese gremio lleva años sin atenderse adecuadamente.
En el primer semestre del año van 10 homicidios contra comunicadores cuya única función es materializar el derecho humano a la información a la población sobre la grave situación de inseguridad, corrupción y criminalidad en el País, pero como siempre sucede, las autoridades encargadas de la investigación de los delitos, la procuración e impartición de justicia siguen cobrando sin dar resultados.
En Guerrero, Morelos, Veracruz, Chihuahua y en más entidades federativas, las personas e instalaciones donde se ubican las sedes de los medios de comunicación están en permanente peligro de ser objeto de atentados, ante la pasividad de las autoridades, lo cual resulta una ofensa contra la ciudadanía, ya que nos encontramos en un verdadero estado de indefensión.
Existe un Mecanismo Federal de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación que ha resultado inútil por que en vez de disminuir los ataques contra quienes nos dedicamos a cualquiera de ambas actividades, cada día son más las y los compañeros agraviados junto con sus familias y esos crímenes quedan en la absoluta impunidad.
Considero que quienes ejercen el periodismo como los que defendemos a las víctimas del Estado Mexicano debemos unir esfuerzos y trabajar en equipo para ayudarnos mutuamente, porque no podemos esperar a ser la siguiente presa de la delincuencia, el gobierno o la fusión de ambos que por lo visto se entienden muy bien.
Solicito a los profesionales de la comunicación que difundan el contenido de la condena que hace el Organismo Internacional a nuestras autoridades, debido a que es de vital importancia para ustedes y para los mexicanos conocer circunstancias distintas a las que, sin excepción, todos los días escuchamos en las conferencias presidenciales mañaneras y que no corresponden a la realidad de México.